Por Gerardo Ponce De León
Tengo toda la impresión que si de parte nuestra no existe un sacrificio para seguir por el camino que se venía nos gana la pandemia. Es cierto que hay dos factores que están jugando en estos momentos: el aburrimiento y las ganas de volver a la vida normal.
Personalmente me parece un error muy grande abandonar todo lo logrado, echar a la borda, para darle el brazo a torcer al Civid-19. Y nos damos cuenta de los logros cuando se habla con gente que viene del exterior y nos cuentan lo que se ve.
Es no bajar los brazos, es seguir adelante, es mirar a tantas personas adultas, que se han visto obligados a cambiar totalmente sus hábitos, para entrar en la nueva normativa que tenemos que aceptar a vivir. Comenzando por lo más simple de todo, como es el tapaboca; que personalmente siento como que no me permite respirar naturalmente, me da tos y siento la necesidad de bajarlo para dejar libre la nariz, para respirar como siempre. Entiendo y creo que es algo subjetivo, que es uno que por falta de costumbre, tengo esa sensación.
También estoy de acuerdo que tenemos que dar gracias a Dios, porque somos unos privilegiados, y recién cuando sentimos a la pandemia, cerca de nosotros nos asustamos. Acá y lamentablemente, muchas veces pagan justos por pecadores, como también caen algunos que hacen las cosas bien y les toca la varita del “viru-viru”.
Tenemos que pensar en nosotros, cuidarnos y así cuidamos a todos los demás. Ser muy consientes de lo que hacemos, ya que está en juego uno y la gente que me rodea. Debe de ser muy complicado el sentirse culpable de haber enfermado a mi familia o gente allegada a uno.
Estamos obligados a seguir cuidándonos, por nosotros mismos y por la gente que me rodea. No podemos bajar los brazos y pensar que no nos va a llegar a tocar, al contrario, tenemos que pensar que nos puede “picar” y ser un brote peligroso para mi gente.
Todo depende de nosotros y únicamente de uno mismo y así cuidarnos y sin darnos cuenta nos cuidamos todos.
Hoy ha comenzado a tocar a gente joven, ha dejado de ser propio o casi exclusivo de adultos mayores, y la primera muerte en un re-infectado, a nivel mundial, una persona de 37 años. Tenemos que seguir siendo un ejemplo a nivel mundial y esto va a depender, solamente y exclusivamente de cada uno de nosotros.
La guerra está planteada, las armas para combatir al enemigo silencioso y escondido, son pocas, y esas las tenemos a nuestro alcance. Usémosla, es, nos guste o no, lo que hay y están disponibles. No podemos perder esta batalla por desidia, comodidad o abandono.
Recordemos un slogan que tenía un partido político dentro de su campaña: ¡Juntos vamos a poder!
Es muy triste escuchar a personas que incluyen en este tema, la parte política, cuando entiendo que esta pandemia no va a respetar ni blancos, colorados, frenteamplistas, etc., como ni el color de la piel, ni el idioma, todos pueden ser víctimas y el virus está ahí, esperando la oportunidad de atacar. Ojalá aparezca algo que combata este flagelo que nos está tocando vivir.
Disculpen si soy reiterativo en el tema, pero el adelanto o brote de la pandemia, me preocupa el hecho de ver, como un pequeño abandono frente a ella. De ahí la razón de este escrito.
¡Vamos arriba Uruguay!
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