Por Gustavo Varela
El miércoles, falleció en Buenos Aires, República Argentina, Diego Armando Maradona. El Pelusa, Diego, D10s como lo llamaban sus fans, hacedor de grandes epopeyas deportivas con la camiseta de Nápoles y la Selección Argentina, y jugador también de diferentes clubes alrededor del mundo como Argentinos Junior, Boca Junior, Barcelona, Sevilla, y News Old Boys, Mandiyú de Corrientes entre otros.- También tuvo su pasaje como DT hasta su fallecimiento.
Sin dudas la etapa de brillo y que lo convirtió en ídolo popular mundial fue el fútbol, en el Nápoli y en la Selección Argentina.- Cautivó a los hinchas de ese club y de esa Nación, pero además lo hizo con los habitantes de todos los rincones del mundo.
Durante toda su vida pública se involucró en el mundo de la música, de la cultura, lo social, de la política, de la mafia, lo que lo hizo con extrema pasión, en forma escandalosa y desatando odios y amores.
Pero todo tiene su contracara.
Los excesos, las adicciones, su propia forma de ser, esa pasión que le ponía a todo, lamentablemente hizo oscurecer su brillante luz deportiva.
Si le preguntamos a cualquiera persona con sentido común si quisieran tener un hijo como Maradona, no tengo dudas que cualquiera contestaría que quisiera, sin esa vida fuera de las canchas.
Hay una parte del espectro político latinoamericano, que lo idolatró por sus posturas ideológicas, intentando ocultar las sombras que caían sobre su persona. Incluso llegaron a tildarlo de Dios, lo que con toda seguridad proviene de esa forma de ser de nuestros hermanos Argentinos, que generalmente titulan los logros que conquistan sus ciudadanos, en forma totalmente exagerada, pero que indudablemente le hizo mucho mal a la persona de Diego Maradona. Al personaje lo convencieron de que era realmente un Dios. Y con el convencimiento de que se le tenía que perdonar todo, atropelló normas jurídicas, derechos ajenos, y todo lo que se le paraba delante.-
En mis retinas quedarán grabadas las gambetas, las chilenas las anécdotas como aquella con Gatti que lo trató de gordito y Maradona le prometió que el domingo le hacía tres goles. No cumplió con su palabra, pues le hizo cuatro goles ese día.
De sus sombras, como buen creyente que creo ser con mis deficiencias incluidas, que el tribunal celestial se encargue.
Eso sí, me quedo sólo con el Maradona futbolista.
PD: Después de ver el velorio no hay dudas de poder expresar.
¡Qué lindo que es ser Uruguayo!
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