martes 16 de abril, 2024
  • 8 am

Laneras, el emprendimiento de un olimareño que vende lana uruguaya en Estados Unidos

Joao Castro, es un olimareño que hace varios años emigró a los Estados Unidos, conformó allí a su familia y su emprendimiento junto a su esposa, Nikki Waters, y sus tres hijos, Radha, Tulasi y Syam. La empresa que comenzó en 2018, lo hizo en principio bajo el nombre de Vrinda Yarns, un nombre sanscrito que significa «belleza sin comparación», pero que luego de un 2020 pandémico y con un quiebre en la comercialización de lana a nivel mundial, obligó a la empresa a rediseñarse y se vuelve a posicionar en el mercado de la moda bajo el nombre de «Laneras».
El olimareño explicó que el nombre inicial de la compañía definía la calidad de la lana uruguaya en el mundo, y que la nueva denominación de la empresa busca identificar la misma con su origen, que es Uruguay. «Al americano le resulta muy difícil decir Laneras, pero le decimos que es un lugar donde hay mucha lana, así de sencillo» dijo Castro.
La empresa comercializa la lana en Estados Unidos y en otras partes del mundo, pero todo comienza con la producción en nuestro país. Joao Castro explicó que «Laneras» adquiere lanas en la industria topista uruguaya, «ya lavada, compramos lana común y superwash, entre 18 y 19 micras en merino, pero ahora también incursionamos con el Ideal y muy poquito de Corriedale para traer variedad al mercado».
Una vez adquirida la lana en la empresa topista, se traslada a una «hilandería en Montevideo, tenemos dos empresas que trabajan con nosotros y nos realizan los hilados, que obviamente los podemos hacer en Estados Unidos o en cualquier otra parte del mundo, pero preferimos hacerlo en Uruguay» explicó Castro.
El empresario uruguayo dijo que es una oportunidad también «para poder ayudar y formar parte de la tradición de esas familias que se han dedicado a eso por muchas generaciones. Un productor uruguayo el otro día me decía que su familia estaba ahí en esas tierras desde 1822, son muchísimos años y nosotros queremos ser parte de esa historia».
«Imagínate que una de las empresas hilanderas que trabaja con nosotros tiene más de 70 años de historia y la otra 40 años, y son de los pocos que han ido quedando», dijo Joao Castro, quién además aclaró que «nos sale más caro fabricar y procesarlo todo en Uruguay que en otros lugares, pero queremos ayudar a esa industria uruguaya». En el diálogo mantenido con el empresario, se mostró feliz porque una de las empresas hilanderas había sumado un nuevo turno para cumplir con la demanda «a mí me da mucha alegría porque ellos a las dos de la tarde, cada uno se iba para su casa y se terminaba el día y ahora han agregado un turno nuevo, es más personas que van a tener trabajo».
Desde Uruguay parten a Estados Unidos «22 tipos de hilados, desde fino hasta más grueso», explicó el empresario. Al mismo tiempo indicó que en el destino se realiza el teñido de la lana ya que las pruebas que se realizaron en Uruguay al comienzo del emprendimiento, no representaron la calidad que buscaban ofrecerle al consumidor final.
2020, un año de rediseñarse
Al ser consultado sobre el 2020 para el comercio de lana, en dicho mercado, Castro dijo que «desde el punto de vista de ventas, que es el objetivo final del proceso, fue un año muy lento para todas las compañías, hubo muchísima escases de lana. Por ejemplo una compañía colega que le llega la lana de Sudáfrica, tenían muchos problemas para que les llegara la lana y se les atrasaron todas las órdenes, otras compañías que reciben lana sudamericana también tenían problemas de tener stock».
El empresario explicó que «las tiendas cerraron muchísimas, se trancó todo, fue un año muy difícil».
Certificaciones de la lana
Sobre las certificaciones, que tanto se han demandado esta zafra a nivel de nuestro país, Joao Castro dijo que «el americano es una persona que se fija mucho en los certificados porque le da garantías de que en todo el proceso se está respetando el animal, a la naturaleza. En Uruguay por naturaleza se trata bien a los animales, pero los certificados son importantísimos. Acá el americano se fija mucho en eso. El comprador final, que es el que más importa, se le hace más fácil la decisión de compra y va a pagar más por esa lana, pero principalmente va a tener paz mental y la conciencia no lo va a estar gastando».
El empresario agregó que «Melanie Berg, que es una diseñadora alemana de alto vuelo, como decimos nosotros, y que ya ha trabajado con nuestras lanas, nos decía que para ella como diseñadora le importa muchísimo eso, porque le da satisfacción trabajar con un producto que en toda la cadena está todo siendo respetado, desde la oveja, el esquilador, el hilandero, el teñido de la lana».
Debemos escuchar todos
El empresario uruguayo dijo que cuando «una diseñadora, que básicamente son los que marcan la tendencia en que usar, te dice que eso es importantísimo (las certificaciones) hay que escucharlo, obviamente». Castro dijo que «el productor que se levanta a las cuatro de la mañana, que está en el medio del campo en Uruguay, muchas veces no es consiente del impacto en el mundo de la lana». Explicó que «es importantísimo que se levante temprano, prepare su mate y salga al campo a cuidar a sus ovejas, fijándose que las ovejas estén bien alimentadas, que los alambrados estén bien, todo eso es parte del proceso».


Para la Primera Dama
Al cierre de esta nota, Joao Castro y su señora, hicieron llegar a CAMBIO la imagen de una prenda elaborada en base a lana uruguaya que será enviada a la Primera Dama en Uruguay, Lorena Ponce De León, en los próximos días.