Por Gustavo Varela
Los otros días escuchaba un informe de la doctora Marisa Azaret, directora de la división de Psicología de un Hospital de Miami, donde explicaba que el miedo al coronavirus se genera en la incertidumbre que existe en torno a la expansión de esta enfermedad en el mundo. «Cuando existen esas lagunas (incertidumbre) las llenamos con fantasías, con mentiras», expresó la citada galena.
Esto viene a relación con lo que fue la última conferencia de prensa que dio el Presidente de la República con respecto a la situación que viene atravesando el País.
Al influjo de las redes sociales (generadores diarios de rumores de todo tipo y color) se viene bombardeando con la idea de que la única manera de poder frenar el avance de la pandemia, es frenar el tránsito social, la movilidad social.
Indudablemente, si fuera tan fácil sería lo ideal, pero no es posible, pues tenemos que seguir produciendo y consumiendo. La salud y la economía son fundamentales para la sociedad, y es imposible que se imponga una sobre otra.
La teoría del “justo medio” que expresaba Aristóteles, es lo razonable en estos momentos, que no quiere decir solamente estar en el “centro de algo”, sino estar equidistante de los extremos, que es diferente.
Estar en el centro se puede confundir con una actitud de lavarse las manos. La “virtud” decía Aristóteles, es estar equidistante de los extremos, y eso implica poder adoptar muchos caminos.
Al término “libertad responsable” muchos lo confunden con el estar permitido todo, con el famoso “hacé la tuya”.
Interpretarlo de esa manera es estar alejado totalmente de la verdad.
Ejercer la libertad en forma responsable, implica un compromiso personal, donde la mayoría de las veces hay que autoimponerse prohibiciones en funciones de un bien mayor, que es la sociedad.
Actuaciones individuales responsables para el mejor funcionamiento del colectivo social.
Mis límites están en los derechos de los demás. Y no llevarlos a cabo sólo si me están viendo, respetarlos, sólo si me controlan.
Eso es lo que no entienden muchos, que piden restricción de la movilidad, pero no quieren votar la limitación del derecho de reunión por un plazo determinado para que no existan aglomeraciones. Que piden que no se permita circular, pero fomentan movilizaciones sociales, que pueden ser muy justas, pero que no es lo conveniente en este momento. Son esos que piden a gritos que el Estado les diga que hacer, pues no saben o no quieren tomar decisiones personales que sirvan para ayudar a la sociedad.
Ojo, que también esto va para la comitiva de la presidencia que en el lanzamiento de la zafra del arroz, hace un par de días, estaban todos reunidos sin tapabocas, conversando alegremente.
Todos cometemos errores, no hay que creer que puede haber puros en un solo lado. Por algo somos humanos, con nuestras virtudes y nuestros defectos.
Por eso en estos momentos de incertidumbre, donde muchas veces nos sentimos proclives a llenar de fantasías nuestras posiciones políticas para ver si podemos sacar ventaja política de cualquier situación, ejerzamos, sin miedo alguno, nuestra libertad responsablemente.
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