viernes 26 de abril, 2024
  • 8 am

Medidas insensibles

Gustavo Varela
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Gustavo Varela

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Por Gustavo Varela
El martes pasado el Presidente de la República, exhibiendo un pragmatismo poco visto en la actualidad, revió alguna medidas tomadas la semana pasada en función del desmejoramiento del horizonte sanitario del País.
Medidas restrictivas de la movilidad social en varios ámbitos sociales, pero manteniendo con férrea convicción, el concepto de “libertad responsable” que lo compartimos, y tantas veces hemos comentado.
Pero lo que levantó polvareda fue que en vísperas de la tradicional Semana Santa, se tomó la medida de cerrar los Parques Termales de Salto y Paysandú, lo que es también un claro mensaje a todo el País de que se aspira a bajar la movilidad en estas vacaciones, sin prohibirla.
Inmediatamente vimos las reacciones de dos jefes comunales ante tales medidas.
Enrique Antía de Maldonado expresó, “… pondría camionetas para no permitir el ingreso de nadie”, pero a renglón seguido admitió que eso no se puede hacer.
Andrés Lima de nuestro departamento, aclaró que “además del cierre de los Parque Termales, también la medida la ampliará a los operadores privados”, prohibiendo la actividad de moteles y hoteles. Además aclaró que el servicio de ómnibus se suprimirá de jueves a domingo, algo increíble.
Ambas reacciones no hicieron más que dejar claramente establecido la actitud con que se enfrenta a éste enemigo poderoso como lo es la Pandemia del covid, desde las diferentes visiones políticas que hoy hay en nuestro País.
Unos bregando que la restricción en la movilidad social vaya acompañada con la inactividad económica en forma temporal, o sea la llamada cuarentena obligatoria, que tan malos resultados ha dado en todo el mundo.
Basta mirar las protestas tanto en Europa, como en América, donde la gente se cansa de estar encerrados y con economías chirriando de tanto freno que le imponen.
En cambio, la otra posición, a la que está afiliada el gobierno nacional, manteniendo una clara línea de acción desde el inicio, que es apelar básicamente a la responsabilidad social, ajustando y aflojando las famosas “perillas” cuando la ocasión lo requiera, intentando que los motores de la economía sigan encendidos, aunque a veces trabajen a media máquina.
Cuidar lo sanitario, sin descuidar el día a día de la economía.
Para un País como Uruguay, que vivimos básicamente de materias primas, cuyos precios no podemos fijar (los ajusta el mercado), no nos podemos dar el lujo de parar los motores de la economía, pues después nos costaría enormemente encenderlos. Y si no encienden, los que más sufren son los más humildes, los más desprotegidos.
La actitud tomada por el Intendente de Salto, es absolutamente temeraria, y pone en muy mala posición a un sector importantísimo del departamento como lo es el turismo y servicios anexos, sin perjuicio de que mantenemos dudas de la legalidad de la medida.
Ojalá que tome el camino del pragmatismo que se exhibe por parte del gobierno nacional, y se revea la absurda medida tomada.