Por Andrés Torterola.
El representante del Sindicato de Operadores Penitenciarios Civiles Juan Nolasco dijo a CAMBIO que la función específica del operador se ha ido deformando, cuando se crea el Instituto Nacional de Rehabilitación, el rol era sociabilizador, mediador, de trabajo en contacto directo con las personas privadas de libertad, en diferentes áreas como la educativa, laboral, de recreación y deportes.
FALTAN RECURSOS HUMANOS
En la actualidad, covid de por medio y anteriormente también, se ha debilitado mucho lo referente a recursos humanos, tanto desde el punto administrativo como regional, el nivel técnico de operadores y de policías, porque la rehabilitación en realidad va de la mano de la seguridad, los operadores no pueden trabajar si no tienen las condiciones necesarias. Faltan recursos humanos, pandemia de por medio, en ese contexto los directores usan los elementos que tienen, si no hay para cubrir una torre de guardia, se le pide al operador que ocupe el lugar, con un handy y que avise si hay algún problema.
14 MIL EN URUGUAY
En el censo del año 2019 había 11 mil personas privadas de libertad, en la actualidad son casi 14 mil, y con el agravante que no hay una inyección de recursos, todo lo contrario, existe un recorte en recursos humanos, materiales y construcción de nuevas cárceles. Nolasco expresó que el desgaste psicológico en los operadores y funcionarios policiales es importante, a raíz de las presiones vienen los problemas de salud y por consiguiente las certificaciones por enfermedad, eso lleva a que exista operadores trabajando con 150 personas privadas de libertad.
