martes 16 de abril, 2024
  • 8 am

Cuando se habla con el cuerpo

Gisela Caram
Por

Gisela Caram

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Ps. Gisela Caram*
Hasta no aprender a hablar los niños necesitan que las figuras de apego más cercano, generalmente los padres, decodifiquen lo que les pasa, lo que necesitan, porque aún el lenguaje no está incorporado y no pueden pedir y expresar lo que sienten.
Para que puedan ir construyendo su psiquismo, es importante que los padres tengan la empatía suficiente para decodificar lo que manifiestan con gritos, llanto o gestos.
La posibilidad de ver al niño como otro diferente, que cuando llora no siempre es que tiene hambre, y tener la suficiente calma para entender y sostener las emociones del pequeño.
Esta capacidad de decodificar las emociones del niño con gestos y palabras, se va aprendiendo y es diferente con cada hijo.
Hay padres que son empáticos y se preocupan de acompañar el desarrollo de sus hijos, y otros que pueden manifestar alexitimia (dificultad en manifestar emociones). No quiere decir que no los quieran, no saben expresar sus propias emociones, menos decodificar las de un bebé.
En el primer año de vida aparecen los trastornos del sueño, de la alimentación, psicosomáticos. Y cuando algo de esto ocurre no es una cuestión solo del niño, el niño la manifiesta, pero está enganchada con alguna situación no resuelta de los padres.
Hace treinta años, habiéndome recibido de psicóloga hacía un par de años, y estando cursando Psicología Infantil, tuve mi primera hija. Me había leído todos los libros de ese entonces sobre el primer año del bebé. Iba siguiendo paso a paso todo lo sugerido en los libros. Pero sobre los ocho meses comenzó a despertarse en la noche un par horas después de haberse dormido.
Por ese entonces recién se comenzaba a trabajar en Uruguay con bebes y padres en una experiencia en el Pereyra Rossell, en equipo interdisciplinario, que investigaba teorías que venían de Estados Unidos, Inglaterra y Francia acerca de cómo tratar síntomas en los niños en etapa temprana.
Se empezaba a difundir cómo influían cuestiones de los padres en los niños pequeños.
Así que decidimos consultar. Se nos hizo algunos señalamientos y fue suficiente para que cambiáramos conductas, clima de la casa y se resolvió el problema.
Resultaba que en la tardecita llegábamos de trabajar, y era una fiesta el encuentro con la bebé, la estimulábamos, le hacíamos fiesta, y quedaba excitada a la noche. Cuando lo esperable es bajar las luces, ambiente calmo, clima distendido, para que se durmiera tranquila.
En fin, hoy por suerte hay más información, y a pesar de que uno siente resistencias y no acepta o no sabe que las cosas pueden modificarse, cuanto más pronto se consulte, es mejor para todos.
La información está al alcance de la mano, y los padres, pueden buscar información en Google, entender y pensar cuánto pueden o no, estar depositando en ese hijo cuestiones de sí mismos.
A veces los padres con niños mayores de 6 años, que no duermen bien, se cambian de cama en medio de la madrugada, terminan todos durmiendo mal, y se van agotando.
Trabajar solo con el niño no es suficiente, hay que tratar el vínculo.
Hacer un diagnóstico de la situación no es lo complejo. La complejidad la tiene el tratamiento. Donde todos esperan que se resuelva “ya”, y no todos los mismos síntomas tienen que ver con la misma situación. Es la singularidad que tiene cada familia y su historia, y el entramado que desarmar, para volver a reconstruir con redes sanas.
A medida que el sistema nervioso va madurando, adquiriendo la capacidad de aprender, a poner palabras, y desarmar esos circuitos de la memoria que llevan a la repetición de situaciones.
El cerebro, que dirige el sistema nervioso, puede modificar HUELLAS de la memoria si nota cambios en el ambiente y en las conductas de los adultos.
A esto se llama neuroplasticidad. Todo lo que se practica o experimenta repetidamente, provocará la reforma en las redes neuronales.
Es decir, si hay algo negativo que el niño experimenta cotidianamente y responde en forma negativa, al cambiar conductas, hábitos, experiencias, y mantenerlas en forma estable, hará que se potencien otras redes y conexiones neuronales que generarán cambios positivos y más saludables.
*Especialista en Vínculos