Alexandra Ledesma
Lic. En Sociología y Ed. Sexual
Si gente, vamos a empezar a hablar de eso que muchos quieren saber, pero que pocos se animan a preguntar. Eso que creemos dar por entendido, cuando claramente estamos frente a un océano constante de dudas, ante el surgir de situaciones “nuevas”, enfrentando ese “en mis épocas no existía esto” constantemente.
Vamos a charlar sobre sexualidad, o como me siento más cómoda al plantearlo, sobre SEXUALIDADES.
Como ya todos sabemos (o por lo menos así queremos que sea), la sexualidad es parte integral del individuo, y si todos somos distintos, ¿porque tratar de unificar la sexualidad? ¿Por qué tratar de traer todo a lo hetero-normativo?
Son preguntas que tienen explicación, pero que aún, (en este siglo) es necesario traer el debate y refrescar la idea de libertad y derechos humanos, que tanto se habla pero que muchas veces lo olvidamos por dejarnos llevar por matrices de aprendizaje que establecían y pautaban un tipo de relacionamiento único e inamovible.
No solo la forma de vincularse era atravesada por los mandatos de cada época, sino la forma en que se hacía referencia a la sexualidad también estaba marcada por ello.
Una ginecóloga y sexóloga argentina llamada Florencia Salort que escribe actualmente planteó en su libro “sexo sentido” algo que creo que es la visión más acertada de lo que sucede con la sexualidad, dijo lo siguiente.
“Siempre se habla de sexualidad, aun en el silencio”, y no solo lo traigo en forma de cita porque es textual de su libro, sino porque entiendo que cada una de esas escasas palabras, son exactas, precisas, explican demasiado bien lo que ha sucedido a lo largo de la historia, donde hoy se habla con el mismo fervor sobre la sexualidad, con el que antes se trataba de silenciar, y es por ello que decimos que en el silencio, en el ocultamiento, en el “tapar” cosas, también vive y late la sexualidad.
Las charlas “incomodas” nos salvan de las malas decisiones.
Y si, literalmente nos ayudan a no tomar decisiones incorrectas, y es que cuando nos educamos en sexualidad, nos permite abrir el abanico de diferentes posibilidades, y tener la libertad de poder elegir eso que nos hace bien.
Y cuando digo “educarnos en sexualidad” hablo en términos genéricos y no únicamente formales, la educación no es exclusiva y excluyentemente formal, educa el padre, madre o tutor que busca una conversación de sobremesa con sus hijos para saber que hacen cuando no están en casa, educa la profesora de educación física que propone un campeonato de futbol mixto, educan los medios de comunicación en sus titulares, todos educamos y somos educados todo el tiempo y por diversos medios.
El hecho de llegar a estas conversaciones, de entender que son necesarias, nos abre a escuchar, respetar, y apoyar distintas decisiones, tanto las propias o ya sea de algún ser querido o de la comunidad en general, porque cuando incorporo la educación sexual a mi vida, estoy sumando (jamás resta) información vital, necesaria en todas las etapas de la vida.
Tengamos estas conversaciones, saquémonos la mochila del “de esto no se habla”, eduquémonos y aportemos a la educación sexual de nuestro entorno, desde el lugar que nos encontremos hoy, lo importante es estar dispuesto a ser partícipe o receptor de la información.
Les aseguro que es un camino de ida.
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