Por Leonardo Vinci
En la década del cuarenta se realizaron perforaciones en busca de petróleo en Arapey, donde accidentalmente se descubrieron aguas minerales a alta temperatura. Años después, también aparecieron en Daymán y es por ello que en estos días habrá de celebrarse el 65º aniversario de estas Termas. En esta oportunidad, habría que poner énfasis en el proceso histórico que permitió convertirlas en los Centros turísticos actuales que son de vital importancia para la economía del Departamento. ¿Habrá de homenajearse a los emprendedores que lo hicieron posible? No hemos leído ni escuchado nada sobre el particular. Tal vez porque ni se conozcan los hechos que impulsaron su desarrollo. Sin embargo, no es necesario contar con un gran equipo investigador para encontrar la verdad. Alcanzaría con leer los artículos de prensa de la época, que fueron dando cuenta de las acciones que permitieron hacer realidad los sueños de los visionarios. El 5 de agosto de 1969, el diario «Verdad Salteña» editorializaba: «El Intendente Vinci acaba de adoptar una importante resolución, cual es la integración de una comisión que efectuará las tratativas ante la Curia Eclesiástica para la transferencia de la propiedad de las Termas del Daymán a la órbita estatal. Verdad Salteña se ha ocupado con notoria frecuencia de este problema por considerar que su solución deparará posibilidades enormes para la industria turística departamental. El hecho de que el agua termal sea de propiedad privada, determina que los potenciales inversionistas no se animen a planificar obras de largo alcance, por cuanto no cuentan con garantías efectivas de que las mismas puedan funcionar indefinidamente. En cambio, la titularidad municipal sobre la surgente y el predio, modificaría sustancialmente esta situación. La ubicación excepcional de la fuente termal, a la entrada de la ciudad, permite vaticinar que se convertirá en un formidable instrumento para la promoción del turismo nacional e internacional. No creemos que en esta oportunidad las tratativas se dilaten en exceso, porque el Obispado ha expresado su buena voluntad. Sólo se trata de cumplir en los hechos lo que se ha prometido verbalmente.» Días después, en su primera página y bajo el título principal, el diario informaba que el Intendente Ramón J. Vinci había expresado: «Nos ha llevado a dictar este decreto el deseo de poner punto final a este viejo problema de las Termas del Daymán, que deben pasar a órbita del Municipio en el marco de un acuerdo con la Curia Ecesiástica. Las gestiones se encuentran en un impasse desde mi última entrevista con el Obispo Mendiharat, antes de su viaje a Europa. Sin embargo puedo afirmar que existe la mejor voluntad de la otra parte, según lo ha expresado públicamente en reiteradas oportunidades el señor Obispo.» Consultado si las obras serían hechas por el municipio, dijo Vinci: «Pensamos que en este momento podemos contar con los medios económicos necesarios o al menos una parte de ellos. (Además) Hay recursos nacionales que aún no hemos utilizado y pensamos volcarlos en obras en las Termas del Daymán.» El prestigioso abogado Gabito Bentos Pereira- de notoria militancia en la izquierda- fue designado asesor de la comisión, y como integrante de la misma el Edil nacionalista Humberto Solaro, conformando un grupo que incluía a todo el espectro político departamental. La extensa entrevista finalizaba con estas expresiones de mi padre: «Este no es un problema de partidos políticos, ni de filosofías, sino que está en juego el progreso del Departamento». Poco después fue entrevistado el Obispo Mendiharat quien señaló: «Consideramos de sumo interés (el acuerdo con la Intendencia), tanto para el turismo como para la promoción de toda la zona. Sin duda la ciudad de Salto saldrá beneficiada del progreso que allí se registre.» Con motivo de las celebraciones programadas, estamos ante una inmejorable oportunidad de reconocer públicamente a quienes hicieron posible iniciar el desarrollo de las Termas del Daymán. Será un acto de estricta justicia.
Columnistas