sábado 20 de abril, 2024
  • 8 am

“La maestra para el niño que concurre a la escuela rural pasa a ser parte de su familia”

Por Alexander Ruppel.
María Laura Ferreira es docente hace 22 años, siempre en escuelas rurales. Desde hace 14 años es maestra en la escuela 66 de la localidad de Tropiezo y además es directora de dicho centro educativo. Ferreira dialogó con CAMBIO, donde contó su experiencia en ese ámbito. “Actualmente son 7 alumnos, es un grupo multi-grado y una escuela uni-docente. Se trabaja con todo el grupo, o sea que todos los niños comparten el salón y el maestro. El maestro va trabajando de acuerdo a los grados, hay actividades que realizan en conjunto y otras que son específicas de cada grado, donde el docente va circulando dentro del salón y cada niño va realizando lo que debe hacer. Casi siempre se está trabajando sobre un tema en común pero de acuerdo al grado y la dificultad que están trabajando en cada actividad. El multi-grado tiene la particularidad que el conocimiento va circulando y tal vez haces preguntas a un niño de cuarto y uno de primero o de inicial puede responder también, no es limitado. En un aula urbana están separados, pero en la escuela rural los niños de primeros escuchan lo que trabaja sexto o están viendo las carteleras de cuarto o quinto, es muy importante la diferencia con escuelas de la ciudad en la circulación del conocimiento que hay”, expresó.
DIFICULTADES
La escuela 66 funciona con el horario de 10:00 a 15:00 horas y se encuentra a 16 kilómetros de la ciudad de Salto. Ferreira contó que tipo de dificultades se afrontan dentro de las escuelas rurales. “Dentro de la escuela los recursos se van consiguiendo y solucionando, dependiendo de la gestión del director. La dificultad más grande en cuanto a los niños son las grandes distancias que tienen que recorrer, el estado del tiempo influye mucho en la asistencia, porque si llueve por ejemplo en otras escuelas van a caballo o los llevan en moto, tienen que cruzas pasos. Es algo que influye directamente en la asistencia en el medio rural, en el caso de los maestros también, en mi caso voy y vengo todos los días, pero el maestro rural que está alejado de la ciudad se queda a vivir en la escuela toda la semana, se va el lunes y vuelve el viernes. Más que un trabajo se convierte en tu casa también, es la vida dedicada a la escuela de lunes a viernes”.
ESPACIO FAMILIAR
Por otra parte, la docente explicó que se genera un espacio de intercambio y de cercanía con los niños que concurren al centro educativo. “Donde hay pocos niños se transforma como un espacio más familiar, se conoce la realidad de cada niño e integrante de la familia.
El maestro no solo es maestro, también lo ven como referente de la zona. Para los niños la escuela en muchos lugares es la única institución pública, por ejemplo en mi escuela, no hay plazas, no hay policlínica, no hay comisarías. La escuela es la referencia innata en esa zona y los niños van a la escuela felices, se encuentran con compañeros, amigos. Es el momento donde se encuentran con otros niños. La atención a los niños es muy personalizada, muchas veces la maestra para el niño que va a la escuela rural pasa a ser parte de su familia”.