El elegido por FIFA como mejor jugador del siglo 20, Edson Arantes do Nascimento, falleció ayer en el hospital israelita Albert Einstein y tendrá su despedida en el estadio del Santos, club donde brilló en su etapa desde sus inicios. El velatorio se realizará recién en la mañana del lunes 2 de enero.
Según los medios brasileños, la razón por la que el cuerpo de Pelé permanecerá en la morgue 48 horas más después de su deceso tiene que ver con que el domingo 1º de enero será la asunción de Luiz Inácio Lula Da Silva como nuevo presidente de Brasil en lugar del saliente Jair Bolsonaro.
Los fanáticos del Santos tendrán su momento para homenajear a su gran ídolo en el campo de juego. Además, estarán presentes las autoridades de la institución paulista, tres veces campeona de América y bicampeona del mundo. Se esperan también el arribo de los altos mandos de la FIFA y Conmebol en la ceremonia.
El velatorio tendrá una duración de 24 horas, desde las 10 de la mañana del lunes 2 de enero hasta las 10 del 3 de enero, cuando comenzará el cortejo fúnebre con el cuerpo de Pelé por las calles de Santos, pasando por la casa de Doña Celeste, su madre, hasta el cementerio Memorial Necrópole Ecuménica.
En un entrevista con el diario brasileño La Tribuna, Pelé contó que el día que le tocara partir de este mundo, el lugar elegido para descansar en paz sería en dicho cementerio. «Este lugar transmite paz espiritual y tranquilidad, donde las personas no se sienten deprimidas. Ni siquiera parece un cementerio», dijo el ex jugador. Allí también descansan amigos y otros familiares.
TRES DÍAS DE LUTO
El presidente en ejercicio, Jair Bolsonaro, decretó tres días de duelo por el fallecimiento de la gloria del deporte brasileño. «Con pesar, lamento el fallecimiento de un hombre, que a través del fútbol, llevó el nombre de Brasil al mundo. Convirtió el fútbol en arte y alegría. Que Dios consuele a tu familia y te acoja en su infinita misericordia», escribió.
Por su parte, Lula Da Silva, recordó al futbolista en redes sociales: «Tuve el privilegio que no tuvieron los jóvenes brasileños: vi jugar a Pelé, en vivo, en el Pacaembú y Morumbí. Jugar, no, vi a Pelé dar un espectáculo, porque cuando le llegaba el balón siempre hacía algo especial, que muchas veces terminaba en gol».
