viernes 19 de abril, 2024
  • 8 am

Momento fuerte

Padre Martín Ponce de León
Por

Padre Martín Ponce de León

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Por el Padre Martín
Ponce de León
Desde unos días previos voy, íntimamente, preparándome para llegar, colmado de ganas para aprovechar lo más posible esa instancia.
Una instancia que, tal vez, para algunos, sería insoportable, para otros sería extraña y, para algunos, muy disfrutable.
En lo personal es un tiempo que he aprendido a valorar, disfrutar y aprovechar.
Con el paso del tiempo he aprendido a encontrarme en aquel lugar que me resulta por demás especial.
Es un tiempo de encuentro puesto que durante los días que dura la instancia (lunes a viernes) uno puede escuchar y compartir situaciones, vivencias y experiencias con otros colegas con los que no tenemos muchas oportunidades de compartir, libremente, vivencias.
Los momentos de después del almuerzo o después de la cena es un tiempo muy rico de conversaciones y fraternidad
Es un tiempo de aislamiento puesto que atrás quedan realidades cotidianas. No hay llamadas desde la puerta ni el cumplir con obligaciones. No hay puertas que cerrar con llave ni vueltas que realizar y hay abundancia de tiempo para estar con uno mismo.
Es un tiempo de intimidad puesto que es una constante oportunidad para estar con uno mismo, repasar actitudes y rezar sueños.
Es un tiempo donde se tiene mucho tiempo para estar a solas con uno mismo y ello suele ser algo que no es muy frecuente puesto que la vida hace que nuestro tiempo sea correr detrás del tiempo.
Es un tiempo de oración puesto que de encuentro con El con tranquilidad, coraje y sinceridad.
Cotidianamente nos encontramos con Él pero todo es con vértigo, prisa y, muchas veces, sin la claridad suficiente como para saber lo que Él quiere.
Un tiempo donde, con total calma, se puede mirar en todas las direcciones de la vida y hacer una oración agradecida y reconocida por la mano de Dios en nuestra vida personal.
Todo colabora para que este sea un momento fuerte en el comienzo del año.
Un año que recién está comenzando a terminar de desperezarse y dando pasos en el comienzo de diversas actividades.
Es un tiempo para recuperar energías, renovar sueños, repasar rostros, fortalecer compromisos y establecer compromisos para el mañana que está comenzando a despuntar.
Es un momento fuerte donde, parecería, se sale del mundo cotidiano para sumergirse en un espacio de fantasía, magia y soledad.
Hay casas y calles pero, parecería, todo está ocupado por la soledad y el vacío salvo algún vehículo que transita por el lugar dando la sensación de haberse extraviado en el mapa.
Como que las calles de aquel lugar son para que transiten algunas aves cansadas de volar entre las ramas de árboles añosos y no esos vehículos que las ahuyentan.
En ese mundo de aislamiento en el que nos encontramos se encuentra la escuela departamental (Colonia) de policía donde un grupo de aspirantes a ingresar en el cuerpo realizan su curso de instrucciones por lo que sus voces se alzan, en algunos momentos, haciendo que se escuchen por todos los rincones de la localidad.
Son, como nosotros, extraños en el lugar.
Ellos, como nosotros, estamos únicamente de paso y por lo tanto no modificamos la realidad del lugar.
Un lugar donde la magia se hace notoria y se puede experimentar de muy diversas maneras.
Mientras pasan los días y la distancia con lo cotidiano se hace notoria y uno se va preparando para volver a ella con renovadas ilusiones.