martes 23 de abril, 2024
  • 8 am

Padres de adolescentes hoy

Gisela Caram
Por

Gisela Caram

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Ps. Gisela Caram
No hay etapa de la crianza de los hijos que se pueda decir que es fácil. Como todo, hay que aprender a disfrutar cada momento. Cuando son chicos, hay mil cuidados y dependencias que a veces llevan a abrumar a los padres, y a desdibujar los planes de la pareja, porque la prioridad son los hijos y porque cuando se puede “dormir” una noche entera, es como un festejo aparte.
Hasta que llegan a una etapa, donde los padres se transforman en “taxi”, de llevar y traer los hijos de una actividad a otra, que hacen extra curricularmente.
Cuando al fin se manejan solos, ocurre otro problema, desaparecen. O se encierran en sus cuartos, o se instalan en casas de amigos o están inmersos en sus celulares.
La adolescencia hoy no es fácil, es compleja para los padres, y para los hijos también.
No es así nomás que te conectás con tu hijo. No es así de fácil tener un encuentro que tenga las condiciones para conversar, que los padres vayan descubriendo, que aquel niñito se convirtió en alguien, que también marca cosas, que desafía, que transgrede cada cuestión que se le plantea, que levanta la apuesta, y cada vez que le concedés algo, que dijiste “si”, tampoco los ves felices…
Y sucede, ese sentimiento de “decepción” porque las cosas no son como te imaginaste. Y con todo el esfuerzo que sentís que hiciste, para darles lo mejor, para que fueran felices, ellos, nunca están conformes…
Bien, capaz que parece que estoy planteando un panorama oscuro, pero solo es la realidad que hay que enfrentar con calma.
Es así, por más que le des lo que piden, siempre te van a pedir más, porque es parte de su “crecer”.
Por más que tengan el ropero que se viene abajo de ropa, “todo les va a quedar mal, o ya está re-usado” (parte de la era de consumo que todos vivimos)
La disconformidad con el cuerpo va a ser una constante a la que habrá que apoyar; no con el uso de una balanza, ni con un juicio de valor, por ejemplo, “estás bien así”, diga lo que se les diga, pasa por el criterio de ellos mismos.
Si estimular la actividad física diaria, como forma de que se sientan mejor y acompañarlos, no al mismo lugar, pero si los padres también tener una rutina de autocuidado.
Capaz los padres deberían pensar, si no están pidiéndole a ese hijo que sea como ellos quieren…y deberían saber que, por dentro, sus hijos también quieren OTROS PADRES.
El ideal que tienen unos y otros, es parte del “dolor” y los desencuentros y peleas que ocurren entre padres e hijos en el correr de la vida. Este es el famoso “duelo” de la adolescencia. Se crece con dolor…
Las discusiones entre padres e hijos, tan comunes en la adolescencia, y que tanto malestar dejan, los llantos que emergen cada vez que se les marca algo, los miedos de los padres, a que les “pase algo”, es parte de todo este momento de la vida.
Decir lo que se piensa y aceptar lo que ellos piensan, dejando claro que no opinamos igual.
Es inevitable prevenirles caídas…van a tenerlas, en algún momento, que escapen al control de los padres.
Cuanto más represión e imposición, más conflicto.
No es malo poner límites, explicitarlos, y confrontar.
Es una necesidad, del joven, necesita expresarse, que lo escuchen y saber qué piensan sus padres, aunque parezca que no les importa su opinión.
Cuanto más se hable, se encuentren diferencias… más se cuestionan… les queda dando vueltas las palabras del adulto, aunque parezca que no…
Acompañar esta etapa de la vida sin temores, seguros de que se hace lo mejor que cada uno puede.
Acompañar y hablar, aunque me “asuste” un poco, como piensa, pero lo escucho con respeto, y contesto mi punto de vista sin atacar…con calma, desde otro lugar, como adulto.