Por Gustavo Chiriff
Hace un buen tiempo ya, había leído unos apuntes de Mao Tse-tung, sobre la contradicción, abordada desde una perspectiva del marxismo leninismo. Mao, en este trabajo, establecía que, a lo largo de la historia del conocimiento humano, siempre han existido dos concepciones acerca de las leyes del desarrollo del universo: la concepción metafísica y la concepción dialéctica, que constituyen dos concepciones del mundo opuestas.
La concepción metafísica, la del evolucionismo, ve las cosas del universo, sus formas y sus especies, como eternamente aisladas unas de otras y eternamente inmutables. Reconoce los cambios, pero consideran que las cosas de una determinada especie sólo pueden dar origen a cosas de la misma especie, y así indefinidamente, y jamás pueden transformarse en cosas de una especie distinta. En este sentido, la explotación capitalista, la competencia capitalista, la ideología individualista de la sociedad capitalista, etc., pueden ser halladas igualmente en distintos tipos de sociedades, tratando de explicar las causas del desarrollo social a factores externos, explicando fuera del mismo los fenómenos que se producen en la sociedad, no pueden explicar ni la diversidad cualitativa de las cosas, ni el fenómeno de la transformación de una calidad en otra.
En contradicción a esto está la concepción dialéctica materialista del mundo, que establece que, para entender a la sociedad, debemos estudiarla por dentro y en sus relaciones con otras cosas, donde la causa fundamental del desarrollo de las cosas no es externa sino interna; reside en su carácter contradictorio interno.
En este Uruguay de gobierno de coalición, se establecen claramente las contradicciones, que tienen sin dudas su más clara explicación en la siempre vigente lucha de clases, donde por un lado un gobierno de derecha, con clara predominancia de sectores que provienen de la doctrina militar, imponen un modelo de claro beneficio a los grandes capitales, relegando a la clase trabajadora, sumiéndola en desempleo, pérdida de salario real, retroceso en derechos legítimamente adquiridos y desconocimiento de organizaciones sociales y sindicales.
Estas contradicciones las vemos en el discurso del presidente, defendiendo la reforma del régimen de seguridad social a través, de que por los avances de la ciencia, hoy hay mas expectativa de vida, es decir las personas en promedio se mueren con más años, y esto sirve para prolongar los años de actividad, para que sean más productivos, en otras palabras, poder explotar más años al trabajador. En esta concepción, el rol de la ciencia es afín al sistema capitalista, y en vez de ir a beneficiar al trabajador, el cual a los 60 años puede disfrutar mejor de su jubilación, va en un claro perjuicio al mismo. Una ley que mira al empleado común, como lo indica la vergonzosa propaganda que se hace, pero no contempla a los trabajadores del campo, a los zafrales, a aquellos trabajadores que hacen las tareas más duras, lejos de un sillón de oficina; para estos ya llegar a los 60 años, con espalda, brazos y piernas destrozados es un calvario, imagínense ahora prolongar por 5 años más.
Las contradicciones del modelo de gobierno son notorias y se agudizan, lamentablemente desfavoreciendo a los que menos tienen. Depende solo de nosotros cambiar esta realidad.
Columnistas