Con mayúsculas
Por el Padre Martín Ponce De León
Hay “Madres” y hay “MAMÁS”
La “Madre” es aquella que tiene un hijo. Mamá es aquella que hace de su maternidad una opción de vida.
Np todas las “Madres” son “Mamás” pero sí a la inversa.
Ser “Madre” es una cuestión fisiológica.
Ser “Mamá” es una cuestión vocacional.
Quisiera dedicar estas líneas a vos “MAMÁ” y en vos a todas quienes así lo son.
He puesto “MAMÁ” con mayúsculas puesto que así lo eres y así te he conocido siempre.
Has hecho de tu vida un dedicarte a tus hijos de una manera muy intensa y llamativa.
Llamativa ya que, con el paso del tiempo, has sabido ir adaptando tu ser MAMÁ a las realidades de cada uno de ellos.
Supiste hacer de tu día un saber barajar las horas para que muchas fueran para tus hijos y otras para los demás sin que se te perdieran ambas.
Con tu ejemplo has sabido inculcar valores sin la necesidad de muchas palabras ya que tu ejemplo de vida ha sido más elocuente que todas tus posibles palabras.
Muchas veces más que tus palabras supiste enseñar con tu brillante sonrisa y una postura vital llena de confianza y sueños.
Acompañaste a tus hijos que bien saben, aún ahora, que pueden contar contigo puesto que siempre tienes la capacidad de tener tiempo y para ellos siempre estás cercana y disponible.
Sí, ha pasado el tiempo y tus hijos continúan sintiéndote cercana y disponible para con las necesidades de ellos sin invasiones ni imposiciones.
Supiste, desde esa dedicación y disponibilidad hecha cercanía, formar una familia donde no falta la unidad y la alegría.
Sin duda has sido, y aún lo eres, un ser constructora de familia puesto que transmites sentido común y unidad.
A lo largo de tu vida ese sentido común te hace ser receptora de confidencias para que despiertes gestos y detalles que construyen unidad.
La tuya no es una postura solemne sino que son el constante desborde de pequeños gestos y de tu risa que estalla en mil cascabeles.
Pero, también, te has hecho “Madre- MAMÁ” con tu profundo sentido de fe.
Supiste descubrir en tus hijos un regalo de Dios y como tales los cuidaste y disfrutaste y, por ello, los pusiste al cuidado de María, tu amiga y Madre.
Supiste poner en las manos de María los diversos problemas que cada uno de ellos pudo vivir o vive.
Tú haces de la vida de tus hijos la razón de una oración pero no te limitaste a ello sino que acrecentaste tu cercanía cuando las situaciones lo requerían.
Tu ser “MAMÁ” no se limita a una atención de cosas bien concretas sino, también y fundamentalmente, de la atención de esas cosas que hacen a lo esencial de cada uno de tus hijos.
Seres, ellos, muy distintos entre sí pero cada uno de ellos, desde lo que son y como son, intentan vivir lo que tú les has ido inculcando con la elocuente palabra de tu ejemplo.
Recuerdo cuando uno de tus hijos, hablando de ti, me dijo: “Mamá es una genia” y, sin duda, ello es un gran reconocimiento, ponderación y homenaje.
Sin lugar a dudas que un reconocimiento así ha de ser el mejor obsequio que en un día como el de mañana puedes recibir.
Las cosas materiales no son tu preocupación y así se lo has enseñado.
Lo verdaderamente importante es lo que has logrado construir en ellos como personas y desde allí nace y crece un reconocimiento como ese obsequio que te pueden realizar.
Por ello es que, a ti, que eres una “Genia” felicidades “MAMÁ” en tu día y en vos a todas las madres que logran ser “Mamá” y sus hijos le dan brillo a su sonrisa.