Por el Dr. César Suárez
Cada animal terrestre a diferencia de los acuáticos, suelen tener pelo en su superficie cutánea que más allá de especie o raza, son recursos de protección, sobre todo del frío.
Los primeros seres humanos también eran peludos pero tenían una inteligencia diferencial con los animales y capacidad creativa y fueron encontrando la manera de abrigarse de otra manera, primero robándole a los animales sus abrigos naturales a lo que después sumaron ropas creadas con fibras vegetales, lanas animales, plumas, y más recientemente, utilizando fibras sintéticas, razón por la cual fuimos perdiendo progresivamente nuestro pelo corporal conservando vestigios más bien innecesarios, sólo conservando el pelo del cuero cabelludo que protege sobre todo contra las inclemencias del sol, y los pelos de la cara denominado barba en casi todos los varones en alguna mujeres.
En el cuerpo, conservamos vellos en las axilas y en el pubis y para el gusto de la gente en general y hasta no hace mucho tiempo, en caso de los varones, cuando más peludos mejor y en el caso de las mujeres, cuando más lampiño mejor y cuando la naturaleza no las favorece con esa condición, se suele recurrir a toda clase de afeites para disimular lo más que se pueda.
El poco mucho pelo son consecuencia en la gran mayoría de los casos de la naturaleza y la genética de cada uno y raramente, su presencia o ausencia está ligado a alguna enfermedad, sin embargo, uno de los motivos más frecuentes de la consulta dermatológica está ligada a cuestiones capilares porque la estética, de acuerdo a la moda del momento suele pasar por el pelo que falta o por el pelo que sobra.
Hay que saber que el pelo en general y el del cuero cabelludo se recambia y cada uno no sobrevive más de cinco años, crece a una velocidad de un centímetro por mes en promedio, doce centímetros por año y por consiguiente, aunque una persona no se corte el pelo nunca, es difícil que crezca más de sesenta centímetro (hasta la cintura) porque ahí termina su ciclo, entonces cae y en su lugar nace uno nuevo.
También hay que saber que normalmente cae en promedio entre cincuenta y cien pelos por día porque se van renovando a su turno y cada vez que uno cae, normalmente nace uno nuevo en su lugar, pero el aspecto del cabello va cambiando con el tiempo y a partir de cierta edad, la raíz del pelo comienza a debilitarse a y perder volumen y por consiguiente a cubrir menos y dar una sensación de menos cantidad y también suele perderse el pigmento natural que para ser sustituido por tintas de pelo con el color que cada uno elija.
De acuerdo a la percepción cultural del momento la gran mayoría ven como adecuado y necesarios que las mujeres se tiñan el pelo para disimular las canas, sin embargo, culturalmente, no se ve con buenos ojos que los hombres veteranos se den un “tintazo” porque aparte de ser indisimulable, distorsiona con el resto de la cara y del cuerpo todo, es diferente en la actualidad con las generaciones jóvenes que sin canas se ponen el color que quieren a lo que la sociedad se ha ido acostumbrando.
En nuestra sociedad actual, la imagen es todo o casi todo y una buena cabellera es un signo de juventud y de belleza y se justifica la preocupación de los que ven su cabellera debilitada lo que ha generado que la “industria del pelo” mueva cifras inconmensurables y que la publicidad intente vender ilusiones imposibles de concretar, por suerte existen otros caminos eficiente para lograr los sueños capilares pero ese ya es otro tema.
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