jueves 2 de mayo, 2024
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Como detectar el consumo en adolescentes

Gisela Caram
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Gisela Caram

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Ps. Gisela Caram
Los padres de adolescentes, a veces preguntan si hay o no que hablar de drogas con adolescentes.
Por supuesto que sí. Hay que hablar de todo sin miedo. Porque lo que no se habla en casa, se habla afuera o virtualmente, con otras personas.
La prevención, empieza por dar la opinión desde los adultos referentes. No haciendo un tabú de esta problemática social.
Empaparse cada uno en el tema, conversar y estar preparado para aplacar preguntas y dudas; y si no se sabe, buscar juntos información.
El tener presente que, en la adolescencia, la curiosidad por lo nuevo y desconocido, es una gran provocación.
Como también, llevar la contra a los adultos, o querer ser como las figuras que ellos idealizan y los ven más grandes, lleva a que los de 12 o 13 años en adelante, comiencen a observar a su alrededor, y quieran copiarlo.
Enseñar a decir NO, sin avergonzarse, a pensar antes de hacer, es simple cuando los jóvenes lo observen de sus padres.
Los padres son muchas veces “acosados” por chicos que demandan sin parar, y lo que en la infancia se comienza a construir, en la adolescencia se reafirma. No se trata de que cada vez que piden algo, se les diga que no, acompañar el “no” con una justificación, y el “si”, también. Por ejemplo, “quiero salir el jueves a un cumpleaños, el viernes una “juntada” el sábado al baile… capaz que todo parezca inofensivo, pero la realidad sería que de tres veces, salieran una, y pudieran negociar con los padres, qué eligen; ir entendiendo que todo no se puede, es parte de la espera, de la frustración, de la gratificación postergada.
Decirles No, aunque se pueda decir SI.
Esto ayuda a la larga a ir armando su propio criterio, y así cuestionarse, qué cosas, situaciones o personas, aportan algo a sus vidas, y cuáles no.
Aprender a rechazar lo que a veces pueden percibir como una tentación inofensiva.
Adelantarse a ver las “consecuencias” que puede llegar a tener un ACTO.
Alertar a los hijos sobre los daños que puede producir caer en dependencias, es un tema que hay que tratar en familia. Y lo más importante, estar de acuerdo ambos padres en lo que se va a decir, y lo que serán las reglas de la casa.
Existen creencias limitantes, pensamientos arraigados, como creer que con la educación y la familia que ha tenido, no puede pasarle al hijo de uno, y no es así.
Le puede pasar a cualquiera, no hay un perfil. La tentación la tienen todos los adolescentes, más allá que hayan tenido una educación pública o privada, “buenos amigos”, una familia afectuosa…
Prepararlos en casa, para que, cuando llegue el momento de salir al mundo, sepan reaccionar frente a la tentación.
Porque todos los adolescentes tienen el afán de experimentar sensaciones diferentes, y es así que prueban…
Ojalá pudiéramos decir que solo prueban.
El tema es la dependencia.
Repetir una y otra vez, en busca de sensaciones placenteras, si no es detectado por sus padres a tiempo, puede terminar desarrollando una adicción.
Algunas cosas a observar que pueden estar indicando algo:
– crisis de risa inmotivada
-insomnio o aspecto somnoliento o perdido
-dolor de cabeza, náuseas, temblores
-Lenguaje incoherente
-ojos vidriosos o rojos, a veces se ponen lentes negros todo el día o también puede haber un lagrimeo constante, las pupilas dilatadas
-congestión nasal
-cambios en la conducta alimenticia, dependiendo la sustancia puede dar mucho apetito o nada.
-papelitos guardados en los bolsillos o en sus artículos personales.
-Cambios de humor, o muy irritable, malhumorado.
-Faltas a la Institución educativa, mentiras, descenso del rendimiento
-También pueden observarse cambios en los grupos de amigos.
En fin, todos los cambios son posibles.
Claro que hay que decirles desde chicos la verdad, que las drogas producen efectos agradables, alegría, felicidad, pero todo es pasajero, y si cada vez que nos sentimos mal, tenemos que recurrir a esto, la vida será una ESCLAVITUD.
Ni exagerar ni ocultar. La verdad de lo que son.
(Continuará)