Por Gustavo Chiriff
En estas últimas semanas, venimos viviendo la situación generada por las designaciones políticas en CTM Salto Grande, designaciones que recayeron sobre correligionarios del Partido Nacional y el Partido Colorado, muchos de ellos ediles.
Esta situación para los que tenemos algunos años, era la vieja práctica que los gobiernos de derecha utilizaron para designar en este organismo, no solo a los delegados, que en algunos casos era un premio consuelo o como en otros era una movida para enterrar a algún dirigente que no se lo quería en acción, sino también para dar “trabajo” a sus militantes. Es decir que reeditaron aquellas “formas de hacer política” que tenían y la desempolvaron ahora en el poder.
En campaña electoral departamental, Albisu ya presidente de CTM, prometió a diestra y siniestra, desde polideportivos en distintos puntos de la ciudad hasta la construcción de espacios públicos, en una clara injerencia con los alcances que tiene la Intendencia. Desde ese momento se comenzó a ver cómo empezó a armar una estructura paralela a los cometidos de la Intendencia, para poder generar “carpeta”, para su campaña electoral. Y en esa línea de trabajo es que comienza a armar su equipo de gestión, donde se vale de sus ediles, los de la 404 y de sus militantes más allegados, quienes en ese orden comienzan a ingresar con sueldos desde $85.000 hasta $ 250.000 mensuales.
Hace dos semanas atrás, en ocasión de la interpelación a Arbeleche y a Bustillo, la Cámara de Diputados, con votos de todos los partidos, reclamo a al presidente de la República, el cese inmediato de todos los contratos que en forma discrecional se hicieron a través de designaciones directas. Si bien esta definición no es una orden de ejecutar, si nos parece que el presidente debería tomar esta definición, porque le haría muy mal al sistema democrático no tener en cuenta la opinión en mayoría de nuestros legisladores, que son los que deben preservar la institución gobierno, más allá de situaciones políticas, como son las de este caso.
Lo cierto es que renuncio el actual presidente de CTM a su cargo de edil, por incompatibilidad de funciones, no por lo que dispuso el legislativo. Y luego Constela, mucho tiempo después de la definición de diputados presenta su renuncia a CTM, con una presión política muy importante.
¿Los otros? Bueno, todos los uruguayos estamos esperando, no por orden del presidente, si no por lo que definieron los diputados, que quien respete la democracia, debería acatar. Mientras tanto siguen con sus beneficios de ediles y sus cargos en CTM.
Columnistas