viernes 26 de julio, 2024
  • 8 am

Primeras casillas en playas salteñas

Por Cary de los Santos Guibert.
DESORGANIZACIÓN EN LAS PLAYAS SALTEÑAS
Durante la temporada de playas de 1916 – 1917, en las Playas del Salto Oriental, reinaba la desorganización y no había una reglamentación acorde a la época que organizara la actividad en las zonas de playas. En temporadas anteriores, los hombres invadían las zonas destinadas al baño de señoras produciéndose ciertos inconvenientes y el malestar natural de algunas damas, pero más grave aún, era la falta de un control efectivo que hiciera cumplir severamente las disposiciones, en ese sentido las autoridades locales, tenían la idea de establecer una reglamentación. Sin embargo, en la temporada de 1921-1922 el Servicio de Garitas y Carpas de Baños, estuvo a cargo de concesionarios, y el municipio salteño a sus efectos reguló el servicio por medio de una ordenanza para baños.
ORDENANZA PARA BAÑOS DE 1921
Previamente a la colocación de Garitas y Carpas, los concesionarios debían solicitar el permiso correspondiente a las autoridades municipales, concedido éste, se autorizaba a realizar el servicio en la costa del río Uruguay y en las zonas destinadas para baño público. En cada zona habilitada de baños, las carpas y garitas deberían distribuirse en líneas paralelas, mediando entre cada una, una vez armadas, un pasaje de un metro e inclusive las mismas deberían estar ubicadas a una distancia no menor de diez metros del límite de las aguas.
OBLIGACIONES DE LOS CONCESIONARIOS
Los concesionarios estaban obligados reglamentariamente a colocar en cada Garita y Carpa, una tablilla a la vista de los bañistas y paseantes, con los precios de alquiler de las mismas e inclusive otras que indicarán las zonas habilitadas para el baño.
En esa temporada de baño, los precios se fijaron de la siguiente forma:
-Por la mañana quince centésimos
-Por la tarde quince centésimos
-Por día treinta centésimos
-Por quince días tres pesos con veinticinco centésimos.
Las autoridades del municipio, permitían a los particulares interesados en contar con su propia Carpa o Garita en las zonas de playas habilitadas. Las mismas se deberían de colocar dentro de la zona destinada para las de alquiler y sus propietarios debían de entregarlas al cuidado de los concesionarios, quienes a su vez no podían cobrar más de tres pesos mensuales por el cuidado y limpieza de cada garita particular.
ASPECTOS SANITARIOS
En el aspecto higiénico y sanitario, las autoridades exigían y obligaban a los Concesionarios a mantener desinfectados todos los útiles de baños, una vez que estos habían sido usados. La desinfección se realizaba por medio de fumigaciones, donde los útiles se sumergían en tinas especiales que contenían “Agua con Bicloruro de Mercurio al dos por mil. Estas tinas estaban alojadas en una carpa especial y exclusiva para esas tareas de higiene.
ADQUISICIÓN DE CASILLAS PLAYERAS
Desde la inauguración del Balneario Municipal, el día 19 de Enero 1929, las autoridades municipales siempre se preocuparon, por tratar de brindar al bañista, de las comodidades de la época, entre estás y quizás una de las más importante, las denominadas Casillas o Carpas Playeras. A tan solo tres días después de la Inauguración del Balneario Municipal, el Consejo Departamental resolvió autorizar la adquisición de 8 Casillas con destino al nuevo balneario, siéndole adjudicada su construcción al Sr. Andrés Pisacco, a un costo mínimo de cuatro pesos cada una. Luego de adquiridas las mismas, el municipio salteño contrata al Sr. Juan Gallino, como ayudante talabartero y se ordena al encargado del Taller Municipal, que se procediera a colocar las puertas y arpillera a cada casilla. Pero posteriormente, a fines de enero de ese mismo año, el Jefe de los Talleres Municipales, da cuenta al Presidente del Concejo, que las casillas compradas al Sr. Pisacco “…No están en condiciones en que fue presentada la muestra para el negocio, que por tal motivo ha intimado al Sr. Pisaco que si no les hace los arreglos necesarios quedará nulo el negocio…”
CASILLAS EXCLUSIVAS PARA BAÑOS
Para la temporada de verano de 1929 – 1930, además de las mejoras en la zona seca de la playa y de los caminos de acceso al “Balneario Municipal” en las Cavas, la Corporación, en noviembre de 1929, teniendo en cuenta el informe verbal del Jefe de Talleres – Sr. Malaquina, sobre la necesidad de contar con baños en el Balneario Municipal, decidieron y ordenaron la construcción de “ 4 casillas para baños” de acuerdo a las indicaciones del mencionado jefe y en calidad de ensayo para las playas y balnearios salteños.
A pocos días después, el Concejo, teniendo en cuenta la urgencia de proveer de casillas al Balneario Municipal, por el motivo de que estaba estipulado que el día 8 de diciembre se debía de inaugurar la temporada de playa, a tales efecto ordeno la construcción de 10 casillas a un costo de 25$ cada una, según cálculos estipulados por el Jefe del Taller Municipal.
IMPORTANTES DESTROZOS
Pero por causas de organización la inauguración no se llegó a efectuar en la fecha estipulada, habilitándose recién al público el día 15 de diciembre de 1929, lo que le dio un margen mayor para realizar otros trabajos, como por ejemplo la construcción de una Casilla de 3 x 3 metros para guardarropa y útiles del Balneario.
En el siglo XIX y en el primer cuarto del siglo XX, eran muy frecuentes en nuestras costas las tormentas denominadas “Turbonadas”, que llegan inesperadamente y se iban dejando grandes destrozos y perjuicios en la población, el día 18 de diciembre de 1929 los Concejales reunidos en sesión, da lectura al informe sobre los daños causados por el temporal en el balneario: “El señor Presidente da cuenta de que en la noche del Lunes el temporal destruyó las diez casillas nuevas de madera para bañistas habiendo hecho a la vez algunos otros destrozos…” a consecuencia de una de estas tormentas las casillas sufrieron importantes destrozos e inclusive algunas quedaron totalmente inútiles, por lo que el Taller Municipal tuvo que repararlas y construir nuevas casillas para las playas.