Las piscinas, lagos, estanques y playas son excelentes oportunidades para el disfrute veraniego y un fresco alivio contra el calor. Pero el agua también puede ser peligrosa para los niños cuando no se adoptan las precauciones adecuadas. Uruguay presenta una de las tasas más altas de América Latina con 174 personas menores de 19 años fallecidas por ahogamientos entre 2009 y 2016. Además, es la primera causa de muerte por lesiones no intencionales entre niños de 1 a 4 años y la segunda para niños mayores de 5 años. La buena noticia es que hay muchas formas de garantizar la seguridad de los niños cuando están dentro del agua y de asegurarse de que, cuando crezcan y no cuenten con la supervisión de un adulto, adopten las precauciones necesarias.
GARANTIZAR LA SEGURIDAD
Los niños necesitan una constante supervisión cuando están en o cerca del agua, independientemente de que el agua se encuentre dentro de una bañera, una piscinita infantil, un estanque de peces, una piscina, un jacuzzi, un lago o la playa. Los niños pequeños son especialmente vulnerables; se pueden ahogar en menos de 6 cm (2 pulgadas) de agua. Esto significa que se puede producir un ahogamiento cuando uno menos se lo espera: en el fregadero, el inodoro, una fuente, un balde lleno de agua, una piscina inflable o cualquier pequeño recipiente o receptáculo de agua que haya en el entorno doméstico, como las zanjas llenas de agua de lluvia o los platos donde se colocan las macetas.
OBSERVACIÓN PERMANENTE
Observe atentamente a su hijo cuando esté dentro o cerca del agua. No asuma que, solo porque su hijo ya sabe nadar, no se expone al riesgo de ahogamiento. Todos los niños necesitan ser supervisados por adultos mientras están en el agua, independientemente de su nivel de natación. Y los lactantes, los niños de 1 a 3 años y los que todavía no nadan del todo bien, deben disponer de un nadador adulto situado al alcance de su brazo para que les ofrezca «supervisión táctil».
ELEMENTOS DE SEGURIDAD
Invierta en un chaleco salvavidas que sea de la talla de su hijo y que esté aprobado por las autoridades, y utilícelo siempre que el niño esté cerca del agua. Lea las recomendaciones sobre peso y estatura de la etiqueta y pídale a su hijo que se lo pruebe para asegurarse de que es de su talla. Para niños menores de 5 años, elija un chaleco provisto de correa entre las piernas y soporte para la cabeza (la rigidez de la parte del cuello le mantendrá la cabeza erguida y la cara fuera del agua). Los chalecos inflables y los manguitos flotadores, que se colocan en los brazos, no son una protección eficaz contra el ahogamiento.
GOLPES DE CALOR
No se olvide de aplicar protector solar a su hijo ni de volvérselo a aplicar con regularidad, sobre todo si se moja frecuentemente. Las gafas de sol con protector ultravioleta (UV), las gorras provistas de visera y la ropa protectora también contribuyen a proteger la piel de las quemaduras solares. Los niños deben beber abundante líquido, sobre todo agua, para evitar la deshidratación. Es fácil deshidratarse bajo el sol, especialmente si el niño está muy activo y sudando. Los mareos, los vahídos y las náuseas son algunos de los signos de deshidratación y de sobrecalentamiento.
CONSEJOS A SEGUIR
En un lago o estanque
• No permita que su hijo nade sin la supervisión de un adulto; los lagos y estanques pueden ser muy poco profundos cerca de la orilla, aumentando súbitamente de profundidad en cuanto uno se aleja de la orilla.
• En el suelo de estanques y lagos puede haber rocas con aristas afiladas, cristales rotos o desperdicios.
• Asegúrese de que su hijo lleva los pies protegidos con zapatillas para el agua, sandalias de plástico o similares.
• Esté alerta por si su hijo se engancha una pierna o brazo en algún hierba o alga.
• La mayoría de los accidentes que ocurren mientras se viaja en bote, sobre todo entre adolescentes, están relacionados con el consumo de alcohol. Cuando usted y su familia vayan en bote, seleccione a un conductor que no beba alcohol. Asegúrese de que su hijo conoce los riesgos que entraña el alcohol, tanto en el agua como fuera de ella.
En la playa
Enseñe a su hijo que solo puede nadar en el mar cuando haya un socorrista cerca o bañera. No le deje nadar cerca de espigones o rocas porque un movimiento repentino del agua podría arrastrarlo y hacerle chocar contra ellos.
• A diferencia de las aguas tranquilas de una piscina, el mar tiene peligros adicionales como las corrientes, y las mareas. Busque al socorrista y pregúntele por el estado del mar en cuanto lleguen a la playa.
• No deje nadar a su hijo cuando haya olas fuertes o correntadas, resaca o mala mar y dígale que no dé nunca la espalda al mar, ya que una ola repentina podría derribarlo y revolcarlo fácilmente.
• Enseñe a su hijo que, si se ve inmerso en una fuerte corriente o arrastrado por la resaca, intente nadar paralelamente a la orilla o bien mantenerse a flote y llamar o hacer gestos al socorrista para que le ayude.
• Las picaduras de medusa pueden ser dolorosas, de modo que dígale a su hijo que se aleje de ellas cuando esté en el agua y que informe a un adulto si le pica alguna.
Seguridad en los parques acuáticos
Los parques acuáticos pueden hacer las delicias de los niños, siempre y cuando se respeten las normas de seguridad. Antes de ir, infórmese sobre si el parque está controlado por socorristas cualificados. Una vez allí, lea todas las señales y letreros de aviso antes de dejar subir a su hijo a ninguna atracción (muchas de ellas tienen requisitos relacionados con la edad, la estatura, el peso y/o el estado de salud y cada una se asocia a un nivel de profundidad diferente).
Enseñe a su hijo a seguir todas las normas de seguridad e indicaciones, como caminar en vez -de correr y bajar siempre por los toboganes en la posición correcta: con los pies por delante y de cara arriba. Que el niño lleve puesto un chaleco salvavidas también es una buena idea.
Qué hacer en caso de emergencia
Cuando pierda de vista a su hijo, antes que nada, compruebe siempre si está dentro de la piscina. La supervivencia en caso de ahogamiento depende de un rescate rápido y de restablecer la función respiratoria lo antes posible.
• Si ve a su hijo en el agua, sáquelo inmediatamente de allí mientras pide ayuda a gritos. Si hay otra persona disponible, pídale que llame al teléfono de emergencias. Compruebe que el niño no tiene obstruidas las vías respiratorias. Si el niño no respira, aplíquele inmediatamente la técnica de RCP. Es mejor que la aplique una persona familiarizada con la técnica. Cuando contacten con el número de emergencias, sigan las instrucciones que les facilite el operador.
ENFERMEDADES TRANSMITIDAS POR EL AGUA
Este tipo de enfermedades ocurre debido al contacto con el agua contaminada utilizada en piscinas, jacuzzis, fuentes, parques acuáticos, lagos o el mar. Se suelen contraer al tragar, inhalar o entra en contacto con agua que está contaminada por gérmenes.
Las infecciones que la gente contrae más a menudo están relacionadas con la diarrea y suelen estar provocadas por el parásito Cryptosporidium, que generalmente vive en el aparato digestivo y se encuentra en las heces. También hay infecciones trasmitidas por aguas contaminadas que afectan a la piel, los ojos, lo oídos y las vías respiratorias.
• A los niños que tengan diarrea no les permita nadar.
• Llevar a los niños al baño a menudo y cambiarles los pañales-bañador también a menudo (no al lado de la piscina).
• Si lleva a la piscina a un bebé que todavía no ha aprendido a controlar los esfínteres, póngale un pañal-bañador.
• Lavarse las manos después de utilizar el váter y de cambiarle los pañales al bebé.
• Evitar tragar o introducirse agua en la boca.
• Mantener el agua limpia duchándose con agua y jabón antes de entrar en la piscina.
• Después de nadar, secarse bien los oídos con una toallita o paño, inclinándose hacia uno y otro lado para extraer el agua de los dos conductos auditivos. Esto ayuda a prevenir la otitis externa, coloquialmente conocida cono «oído de nadador» (una infección de oído que ocurre cuando queda agua atrapada dentro del conducto auditivo).
-Los lactantes también pueden contagiar enfermedades en las piscinas. El parásito Cryptosporidium puede acabar en el agua de piscina, cuando se producen escapes procedentes de pañales que no son impermeables. Si otros nadadores tragan ese parásito, les puede provocar fuertes diarreas, náuseas, vómitos, pérdida de peso y deshidratación.
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