Por Pablo Perna
Hoy al celebrarse 156 años de los acontecimientos históricos pintados por Juan Manuel Blanes, en unos de mis cuadros favoritos: “El asesinato del General Flores”, queríamos recordar los inéditos asesinatos producidos el 19 de febrero de 1868 en nuestro país, donde en un mismo día es asesinado el ex presidente del Partido Colorado Venancio Flores y en venganza de su muerte, también es asesinado el ex presidente del Partido Nacional, Bernardo Berro.
Era un miércoles caluroso en la ciudad de Montevideo y a la dos de la tarde suena las campanas de la iglesia Matriz y es la señal para poner en marcha la revuelta del ex presidente Berro que pretendía tomar el Gobierno asaltando edificios gubernamentales y militares. Flores, había renunciado a la presidencia hacia cuatro días, el 15 de febrero, estando en su casa en una larga sobremesa con amigos empresarios, cuando le informan que Berro había tomado la Casa de Gobierno.
Flores sale con dos de sus amigos directo al centro de los hechos, subiéndose a su carruaje, cuando a pocas cuadras es interceptado por un grupo de sicarios con ponchos, sombreros largos y rostro cubiertos, donde disparan al cochero dándole muerte y a uno de los caballos del carruaje; el coche se accidenta quedando Flores atrapado; los restos de los acompañantes fueron baleados y cuando el ex presidente intenta salir del mismo es interceptado por los sicarios, los que uno a uno le van clavando sus puñales. El cura Souberbille que accidentalmente pasaba por el lugar se acerca a Flores que tirado en el suelo seguía respirando y balbuceando, pero muere en manos del cura quien le da la extremaunción.
Berro que intenta escapar ante su intentona frustrada, también lo traicionan, por lo que es capturado y llevado al Cabildo; dentro del mismo estando el hijo de Flores, le muestran el cadáver de su padre, lo que Berro se horroriza y se sorprende sosteniendo que él no había sido, por lo que minutos más tarde en el calabozo del lugar también es asesinado de varias puñaladas, que se dice que el dieron que llevaba en su ropa quedaron inutilizados y que el hijo de Flores de 18 años, lo termina ultimando con un tiro de gracia. Su cadáver fue sacado en una carreta expuesta al público hacia el cementerio, donde en cada esquina se pregonaba: “¡aquí va el asesino del General Flores!”.
Berro fue tirado en una fosa común donde se encontraban los muertos por cólera para que pase al olvido, pero el jefe de los enterradores que había sido designado en ese cargo cuando Berro era Presidente, marco su cuerpo, por lo que años más tarde se lo pudo reconocer y sepultar en el panteón familiar. El cuerpo de Flores se lo intento embalsamar, pero cuando llego el embalsamador de Buenos Aires ya estaba podrido, por lo que pudo embalsamar únicamente su cabeza, cortándola del cuerpo y sustituyéndola por un cuerpo de paja; el cuerpo fue exhibido por un mes en el Cabildo y ante un brote de Cólera en Montevideo que le atribuían a su cuerpo, fue enterrado entre gallos y media noche.
El Presidente interino le envía a todos los Jefes Políticos del país el siguiente telegrama: “Mataron a nuestro querido general Venancio Flores. Reúna a su gente y véngase”; pero el telegrama fue modificado misteriosamente y le llego a los gobernantes lo siguiente: “Mataron a nuestro querido general Venancio Flores. Reúna a su gente y vénguese”; por lo que estos hechos generaron brutales degollamiento y matanzas en todo el Uruguay de simpatizantes al Partido Nacional y opositores colorados.
Nunca se supo si el verdadero responsable de la muerte de Flores fue Berro, en virtud que ambos fueron traicionados; se concluye que se trato de un complot orquestado desde el propio entorno de Flores, y así lo sostenía su viuda Mariquita, que termina místicamente muriendo en la misma fecha de nacimiento de Berro. Al celebrase fecha de los hechos históricos inéditos de la República es que decidimos desempolvar esta historia y afirmar: ¡hoy hacer política es una papa!