martes 3 de diciembre, 2024
  • 8 am

Recuerdos de un antiguo futuro

César Suárez
Por

César Suárez

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Sol

Por el Dr. César Suárez
Esta columna que ha cumplido 29 años de una entrega semanal donde ya suman más de 1400 entregas recorriendo una variedad muy basta de temas que muchas de las cuales, por mi profesión, han estado vinculadas a la medicina pero no me he prohibido incursionar en los más diversos temas, algunos producto de la realidad y otros, simples fantasías sobre personajes inventados como los caso del lagarto Nolberto Enrique, El Lobisón, El Chancho, el Gato Invisible, El Perro Mecánico entre otros con más de 10 capítulos cada uno y que me permitieron llenar muchas páginas.
Muchos de los escritos han sido autorreferenciales contando historias personales acontecidas a través de muchas décadas que me han permitido activar mi memoria y otras acerca de personajes conocidos y en otras ocasiones, expresando mi opinión de temas cotidianos, sociales y políticos que por un lado me han permitido cumplir puntualmente con cada entrega semanal, pero, sobre todo, cumplir con mi deseo de expresar públicamente temas de los que me interesa dar mi opinión.
Ahora, recientemente, ha cambiado mi estatus, luego de más 43 años de ejercicio de la Dermatología y más de 46 años ejerciendo la medicina, pasé a la categoría de jubilado, abandonando en forma total la asistencia médica que ejercí por término de más de 500 meses, más de 2000 semanas y algo así como 15000 días y obviamente, uno se siente raro, no tanto ahora, luego de un mes y medio porque se parece a una licencia pero que en esta oportunidad no me volveré a reintegrar a ninguna actividad médica asistencial.
Todo este largo periodo de trabajo médicos, sí que lo he disfrutado y a pesar que por periodos me insumía interminables horas diarias de tarea intelectual analizando cada caso de cada consulta, esforzando para encontrar la mejor solución para cada caso que solían ser diferentes uno de otro, sobre todo por tratarse de personas diferentes con su idiosincrasia personal que aunque el caso fuera parecido, exigía en un encare diferente de acuerdo a la actividad de cada uno, a su situación familiar, situación socio económica o percepción intelectual acerca de las indicaciones.
Desde recibido hasta ahora, he vivido una época de muy grandes cambios por lo que da la sensación que tuvo que transcurrir mucho más tiempo de los que marcan los años.
En esta cuatro décadas, la sociedad evolucionó en una forma acelerada y ni que hablar la medicina lo que exigió una actualización constante y permanente así como la aparición de nuevas enfermedades y el incesante progreso de la tecnología que ha facilitado el diagnóstico de enfermedades y la proliferación permanente de nuevos recursos terapéuticos, así como nuevas especialidades que permitieron un encare más profundo y detallados de diferentes enfermedades pero que atomizaron a la medicina que modificaron en forma drástica la relación médicos – paciente donde cada uno terminaba por ser asistido por un médico diferente para cada mal, llegándose a una situación a que cada paciente tiene varios médicos que lo asisten pero no tiene ninguno que se termine por hacer cargo de la totalidad del paciente, que más que nada, es una única persona.
La conclusión final es que es necesario volver al médico personal, al médico de familia, el que englobe todos los males con una visión holística de cada quien lo que no implica no recurrir a los especialistas necesarios, pero siempre volviendo al médico de cabecera para sintetizar y recomponer cada parte colocada en su lugar, fundamentalmente porque el paciente es una persona única y el médico que recomponga las partes, también tiene que ser único, para que el paciente pueda decir con total certeza “mi médico es fulano de tal”
Ahora llega la Inteligencia Artificial que pretende ocuparse de todo y sin duda será una gran herramienta de ayuda, pero la relación – médico – paciente, el trato humano, la empatía, el intercambio emocional, seguirá siendo una tarea humana que no podrá ser sustituida nunca por la precisión diagnóstica y terapéutica de una máquina porque los seres humanos tenemos alma y ningún médico por más experto que sea, jamás lo puede perder esa esencia humana que tanto necesita cada paciente para poderse mejor de cuerpo y alma.