Por el Dr. César Suárez
¡Qué me dice de este tiempito!
Es una muletilla ideal como para comenzar cualquier conversación, para romper el hielo y encontrar respuestas diversas en el espíritu meteorológico de cualquiera que inmediatamente arriesga una opinión dando lugar a la continuidad del diálogo.
Este inicio de una conversación lo tengo presente desde que tengo memoria, donde los parámetros han ido cambiando para sacar conclusiones.
Antiguamente se hacía referencia a las fases de la luna, la dirección del viento, la actitud de las hormigas y hasta el dolor de las coyunturas, los callos y los juanetes para ensayar un pronóstico que cuando difería demasiado de las previsiones se le estipulaba al tiempo meteorológico trastornos de su conducta y se le asignaba el diagnóstico de locura “tiempo loco” cuando ya no se podía prever su conducta.
Claro, ahora las cosas se han tecnificado ya no hace tantas elucubraciones, simplemente se manotea el celular y se mira la temperatura y las previsiones precisas generadas por los satélites que miran el clima desde arriba y lo ven venir de lejos.
Pero hay cosas que ya sabemos desde siempre, la rotación e inclinación del planeta en relación al sol, al cabo de cada año nos dicen que van a haber 4 estaciones (verano, otoño, invierno y primavera) cada una con sus características que nos permiten en término generales tomar ciertas prevenciones, sobre el calor, sobre el frío, la húmedas, el viento y la lluvia.
A todo esto, hay que agregar un par de extraños fenómenos que se repiten cada año referidos a un par de Santos, el veranillo de San Juan en pleno invierno y la tormenta de Santa Rosa al final de la misma estación, episodios que no se condicen demasiado con el ritmo de rotación del planeta.
Ahora, mientras escribo esta columna el clima está feo, hay una molesta llovizna y una humedad pegajosa que ya venían anunciando desde hace días, por ahora está faltando el viento anunciado, por suerte. Pero de dónde surge la denominación de Santa Rosa de esta tormenta que termina por presentarse más tarde o más temprano, según se dice, entre 5 días previos y 5 días después del 30 de agosto fecha de la festividad religiosa de Santa Rosa de Lima, tormenta que suele suceder en el hemisferio sur cada año.
Cuenta la historia un acontecimiento sucedido en 1615, hace más de 400 años, una horda de piratas holandeses, habían atacado y conquistado a sangre y fuego desde el mar el puerto del Callao, vecino de la ciudad de Lima que era el próximo objetivo de los piratas que ya estaban prontos para atacar. En esas circunstancias, el 30 de agosto, Isabel Flores de Oliva, convocó a la comunidad católica a rezar para proteger a la ciudad de la intención de los piratas y se desató una tormenta descomunal que alteró fatalmente los planes de los atacantes, atribuyéndoles a esta señora conocida entre sus seguidores como Rosa, el milagro transformándose en la primera Santa de la Grey Católica en Sudamérica.
En realidad, según cuenta la historia, la frustración de los planes de los piratas fue por la muerte de su jefe y la tropa que, envuelta en la tormenta, terminó por desistir.
Parecer ser que este fenómeno meteorológico está vinculado al choque de las primeras masas cálidas de aire provenientes de la próxima primavera con las masas frías del invierno.
Cosas locas del clima, ahora, cerca del medio día de este día sábado 31, ha dejado de llover y ha asomado tímidamente el sol y ya no me puedo abstener de expresar la frase.
¡Tiempo loco! ¿no?
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