Agorafobia: especialista en psicoanálisis aporta pautas para combatir “ataques” de pánico y crisis de ansiedad
Por Melisa Ferradini.
Los trastornos de ansiedad son una de las afecciones más comunes de la población general. La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que en el mundo, más de 260 millones de personas padecen trastornos de ansiedad, y estas cifras parecen ir en aumento. Recientes informes alertan sobre un aumento exponencial de síntomas de ansiedad durante la emergencia sanitaria que atravesó el mundo. La agorafobia, o miedo a los lugares públicos y/o a los espacios abiertos, es una variedad bien conocida de ansiedad que le hace sentirse angustiado frente a situaciones para las que no encuentra salida alguna. Mauricio Sassón Manassi tiene 32 años. Nació en Montevideo, luego vivió en Salto desde los 18 a los 28 años. Es Licenciado en Psicología, especializado en Psicoanálisis y Psicología Deportiva. En dialogo con CAMBIO, el Licenciado nos relata las causas y los tratamientos para salir de la situación.
CRISIS DE ANSIEDAD Y DE PÁNICO
Las mismas, serían estados de extrema ansiedad, acompañados por un exceso de angustia, de breve duración y rápida instauración, que se acompañan de síntomas físicos, detalla. “Algunos de estos, pueden ser la sensación de falta de aire, causada por una hiperventilación, dificultad para tragar, mareos o sensación de desmayo, adormecimiento de miembros superiores, palpitaciones o dolor torácico”, etc. Todo esto, acompañado de un miedo irracional a morir o a perder la razón; concretamente, volverse loco. Sentimientos de irrealidad, sudoración excesiva, entumecimiento u hormigueo en manos, pies y cara, entre otros, detalla. Estos síntomas, que se generan por una exacerbación de ansiedad, solemos llamarlos: “crisis de pánico “, por los efectos paralizante de las mismas. Generalmente comienzan de forma abrupta, y alcanzan su punto máximo al cabo de entre 10 y 20 minutos, pudiendo tener una duración de hasta 30 minutos a una hora. Una persona con trastornos de ansiedad por lo general vive con miedo a sufrir otro ataque de pánico, y siente temor a estar sola o lejos de una posible ayuda médica.
LA PERSONA Y EL TRASTONO
Las personas con este trastorno suelen sentir preocupación constante ante una próxima crisis, y sus efectos nos cuenta. Las personas que sufren este tipo de trastornos, deben entender que a pesar de que es una sensación terriblemente desagradable, no es grave ni peligroso. Con un tratamiento a manos de un profesional, y a veces, asociando psicofármacos, la persona logra entender sus emociones, y comenzar a manejarlas, para poder así dejar atrás los ataques de ansiedad, o al menos, evitar que los mismos alteren y limiten su vida cotidiana. El mayor peligro para una persona con ataques de ansiedad no es morirse, ya que nadie muere por sufrir un ataque de pánico, sino la capacidad de desarrollar una agorafobia. Una vez que la persona sufre una crisis de ansiedad, comienza a preocuparse por no sufrir otra, y se produce lo que llamamos “miedo al miedo”, que actúa en forma de espiral perpetuando el trastorno. La preocupación porque el ataque se repita, aumenta el nivel de ansiedad general de la persona, lo que predispone a sufrir otra crisis. Además, al no encontrar una causa inmediata a esa crisis, se asocia el lugar donde ocurre el ataque, con la ansiedad misma; comenzando así a evitar situaciones o espacios en los que no se sienta seguro, o en los que no esté acompañado por personas de confianza.
AGORAFOBIA
Aquí se desarrolla lo que se conoce como Agorafobia, o miedo a los espacios abiertos, describe. La palabra Agorafobia viene del griego, Ágora significa plaza, o lugar abierto, y fobia miedo. Se puede describir como el miedo a los lugares abiertos, como la calle, las plazas, las multitudes, o cualquier sitio en el que la persona no sienta que tiene el control, y es esta misma falta de control, que le genera un aumento en el nivel de ansiedad. Las personas que sufren esta fobia, terminan aislándose, por miedo a salir a la calle y sufrir una nueva crisis de ansiedad. Ante esta situación, se trabaja dándole herramientas a la persona para que pueda calmarse ante situaciones que le generen ansiedad. Se trabaja afrontando el estímulo que le produce ansiedad, con una exposición lenta y paulatina, para que la persona pueda fortalecer su confianza, y aprenda a mantenerse calmado ante esa situación que le genera un aumento en sus niveles de ansiedad y cortisol. Se tratan de afrontar esas situaciones que le generan miedo, ya que evitarlas solamente alimenta más el miedo.