Por Agustín Radesca
El 28 de Julio del año 2024, se celebraron elecciones en Venezuela, con el afán de elegir al nuevo presidente que dirija los futuros de su patria. En dichas elecciones se presentaron dos candidatos con serias chances: por un lado, quien tenía por objetivo alcanzar la presidencia por primera vez en el caso de Edmundo González, para lograr alternancia en el poder, quien representaba al bloque opositor al chavismo liderado por el actual presidente Maduro quien se postulaba en dicha instancia para renovar su contrato al frente del ejecutivo Venezolano.
En dicha instancia si bien que se postulaba por la oposición era Edmundo González, la candidata natural era Corina Machado quien había estado, desde hace muchos años, en las antípodas al chavismo, siendo una especie de “némesis” del régimen. Por este motivo, fue que, en medio de ciertas maniobras por parte del oficialismo, se logró que la candidata natural fuera proscripta, asumiendo Edmundo el gran desafío de tratar de ganar al oficialismo.
En dicha instancia electoral, el rol fundamental de la cooperación internacional como también de la prensa y el rol protagónico que jugaron los delegados de mesa, permitieron que hubiera cierta transparencia en dichos comicios para lograr un cómputo rápido de votos al finalizar la jornada electoral. Para el infortunio de la oposición y a pesar de el conteo daba como claro ganador a Edmundo González, el “Presidente Maduro” en conjunto con el órgano electoral de contralor venezolano lograron deslegitimar el resultado de dichas elecciones, logrando perpetuarse en el poder por otro periodo más.
Por ende, y ahora que mostraron su verdadera faceta antidemocrática y despótica, es que podemos decir que en Venezuela hay un régimen dictatorial, donde las elecciones fueron “libres” el resultado de las mismas fue manipulado, violentando un principio democrático fundamental que es nada más ni nada menos que la libre determinación de los pueblos.
En estos últimos días, el presidente electo democráticamente por la mayoría, Edmundo González, ha recorrido América y el mundo recabando apoyos de los líderes de muchísimas naciones, incluido nuestro presidente, Luis Lacalle Pou, quien ha manifestado un total apoyo a González. Para el infortunio de nuestro país, que siempre ha tenido una larga tradición y calidad democrática, nuestro presidente electo en las elecciones pasadas, Yamandú Orsi ha dado la espalda al Estado de Derecho al no recibir al presidente González, dando una señal poco solidaria y deseable para nuestro país.
Esperemos que estos actos únicamente hayan sido una equivocación por parte de Orsi y su equipo, porque corresponde condenar enfática y categóricamente a las dictaduras, sean estas de izquierda o de derecha, y estar siempre del lado del Estado de Derecho.
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