lunes 3 de febrero, 2025
  • 8 am

Que se detenga el mundo

Padre Martín Ponce de León
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Padre Martín Ponce de León

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Por el Padre Martín Ponce De León
A pocos kilómetros de la ciudad. A pocas cuadras de la ruta. Parecería que el mundo es una invitación a detenerse. Los sonidos que se escuchan son pocos y no dicen del tiempo actual ni del hoy. Son sonidos que carecen de tiempo y de actualidad.
Son algunos cantos de pájaros que irrumpen en el silencio cargado de solemnidad. El solemne silencio se ve interrumpido por esos cantos que, lejos de incomodar, hacen más profundo el silencio.
Cantos de un casal de calandrias al comienzo de cada día y cuando la jornada organiza su atardecer. Unos zorzales entremezclan su marrón con unos horneros que, insistente, buscan alimento entre los troncos de los árboles. Unos loros dialogan en su idioma, incomprensible y potente, mientras pasan fugaces. Quienes insisten con su canto innecesario (aunque no son pájaros, están presentes en aquel coro) son diversas cigarras que intentan anunciar un calor que se hace sentir durante todo el día y la noche.
Algunos autos pasan sin prisa como observando las casas de la zona o buscando un destino para detenerse. Pasan sin prisa. Pasan como si nada les esperase y, mucho menos, apurase.
En medio de todo eso y entre muchos árboles, una casita sencilla y cómoda, me recibe por unos días de lectura, oración, mates y silencio.
Por entre los árboles, como si estuviesen jugando una interminable “escondida” se asoman, a toda hora, los recuerdos de este año transcurrido. Un año que comenzó un 15 de febrero y concluyó un 22 de diciembre. Un año donde, por sobre todas las cosas, he recibido, casi a diario, lecciones de pastoral de cercanía y de pastoral social. Ojalá, algún día, sea capaz de poner en práctica tanto compromiso enseñado y tanta solidaridad brindada.
Se asoman todas y cada una de las salidas a “callejear” donde he ido aprendiendo de entrega, disponibilidad y delicadeza. Salidas que siempre dejan la sensación de ser pocas y muy breves ya que siempre está presente el deseo de más.
Se asoman, también, esas personas que, con sus actitudes, me han hecho vivir situaciones que son difíciles de digerir por más que lo haya intentado. Nunca es cómodo, como dice una amiga, “tragar piedritas”
Se asoma la oportunidad, que nos han regalado, de poder incursionar en un programa radial y, lo que, es más, cumplir con la disposición de que “no tenga tu impronta”. Gracias Juan Carlos.
Se asoma la realidad de estos artículos y el hecho de estar, abusando de la generosidad, haciéndolos durante 40 años ininterrumpidos y ello dice de “muchísimo tiempo”
Se asoman esos lugares donde, en cada recorrida, podemos encontrarnos con carencias, necesidades, deseos de superación y ganas de brindar una mano.
Se asoman los rostros de esos “pide pan” que he ido conociendo y que con tanta fuerza me atrapan y comprometen. Hasta el rostro del “Racha” he podido reconocer.
Tengo que asumir que, detrás de cada recuerdo que se asoma, estás Tú. Pides entrega. Pides “Buena Noticia”. Pides cercanía. Pides más.
Mientras tanto yo me limito a pedirte: Señor Jesús, solamente quiero pedirte que se detenga el mundo, aunque más no sea por unos momentos más. Quiero recuperar fuerzas para vivir como me lo pides y me has enseñado que es posible. Sí, que se detenga el mundo para que mi ser se llene de esa sonrisa que nace en uno cuando se sabe útil y, con verdad, puede decirse: “Tarea cumplida”