
En un invierno marcado por fuertes heladas y la consiguiente caída en el crecimiento del campo natural, el rol de la gestión del pasto vuelve a colocarse en el centro de la agenda. El ingeniero agrónomo Marcelo Pereira Machín, técnico del Instituto Plan Agropecuario y presidente de la Mesa de Campo Natural, recordó que el próximo lunes 14 de junio en la Sociedad Rural de Durazno, se presentaran los principales resultados y aprendizajes del proyecto Gestión del Pasto.
Invierno con pasto
y heladas
Las bajas temperaturas propias de la estación ya se hicieron sentir. «Cuando empieza a helar, las tasas de crecimiento del campo natural se reducen al mínimo», explicó Pereira. Sin embargo, el contexto actual no es del todo negativo: «Entramos al invierno con buena disponibilidad de pasto, lo que abre la posibilidad de utilizar herramientas como suplementaciones estratégicas proteicas, que permiten maximizar el uso de lo que hay disponible».
La diferencia con años anteriores es notoria. «Peor sería haber entrado con muy poquito pasto, como sucedió durante la seca del 2023, una de las más grandes de la historia reciente», recordó el técnico.
En ese sentido, aún el pasto afectado por heladas puede ser aprovechado si se aplica correctamente una suplementación equilibrada. «Con pequeñas correcciones proteicas, se logra mejorar la eficiencia en el uso del pasto, especialmente para las categorías que no pueden perder kilos, como la vaca de cría», indicó.
El objetivo es mantener los sistemas en marcha con el menor costo posible, ya que, si se pierde el soporte del campo, la suplementación debe incorporar energía, «y ahí el costo es mucho mayor».
Aprender y compartir
Más allá del clima, Pereira subrayó la importancia del aprendizaje continuo, tanto para técnicos como para productores. «La adopción de una práctica no es algo automático. La adopción es contextual, y para que sea sustentable en el tiempo tiene que estar basada en el aprendizaje», afirmó.
Ese enfoque se refleja en la metodología del Plan Agropecuario, que promueve el trabajo en grupo y el intercambio entre pares. «Compartir el conocimiento es fundamental. En este proyecto, nuestros socios principales fueron los propios productores, y todos aprendimos juntos», dijo.
El proyecto Gestión del Pasto funcionó bajo la lógica de laboratorios vivientes, con más de 25 predios en distintas regiones del país, en los que se evaluaron en condiciones reales las decisiones de manejo y sus resultados. «Hicimos extensión e investigación en situaciones concretas, no en laboratorios académicos. Y eso generó evidencias que justifican las buenas prácticas», explicó Pereira.
Una de las claves fue enfrentar un escenario cambiante. En los tres años del proyecto hubo un año normal, el peor año de la historia en términos de crecimiento del pasto y un año excelente. «Esa variabilidad nos permitió ver cómo los productores se adaptan, cómo frente al mismo contexto se pueden tomar decisiones completamente opuestas… y que ambas sean válidas», subrayó.
Protocolos para adaptarse
La experiencia recogida permitió identificar prácticas comunes entre los productores exitosos. «No buscamos mejorar lo que hacían, porque ya eran productores que gestionaban bien. Queríamos entender qué hacían y por qué les iba bien, para poder trasladar ese conocimiento al resto», explicó.
Pereira se refirió a la gestión del pasto como un arte, pero planteó un desafío mayor: «Queremos que ese arte pueda protocolizarse, para que no dependa solo de personas con experiencia o habilidades extraordinarias, sino que cualquier persona que se incorpore al sector pueda aprender a hacerlo».
Esa protocolización no es una receta fija. «Los sistemas productivos son complejos: no es solo el campo o la infraestructura, es la gente que toma las decisiones, y eso varía en cada predio», dijo. Por eso, el enfoque fue sistémico, con herramientas de análisis que consideran también aspectos humanos, familiares y organizacionales.
Indicadores para una mejor decisión
Uno de los grandes aportes del proyecto fue la construcción de un marco conceptual con cinco grandes macrovariables, cada una con indicadores concretos que permiten analizar el estado de situación de un predio. Entre los más relevantes, Pereira destacó la proporción del establecimiento con pasto mayor a cinco centímetros, indicador clave para la carga y la producción de carne.
También se evaluaron variables como el empotramiento, que mostró una relación directa con la producción, y el rol del área mejorada, que puede elevar la altura promedio del pasto, aunque con riesgos si se realiza sin considerar la relación insumo-producto, lo que puede afectar negativamente la rentabilidad.
«El desafío es que cada productor pueda autoanalizarse: cómo está de infraestructura, cómo está de agua, cómo está su genética, si sus vacas están adaptadas al nivel de producción de pasto que tiene su campo», detalló.
Según Pereira, estos indicadores no son fórmulas mágicas, pero ofrecen pistas valiosas para mejorar la toma de decisiones. «Frente a problemas complejos, las recetas no funcionan. Lo que funciona es brindar herramientas que permitan pensar mejor cada decisión», afirmó.
Del dato a la acción
A lo largo de los tres años de ejecución, el proyecto organizó más de 150 talleres, con participación de más de 1800 productores. En estos espacios no solo participaron técnicos y ganaderos, sino también investigadores, docentes y representantes de otras instituciones vinculadas al agro. «Fue un proceso de integración de conocimientos», remarcó Pereira.
El objetivo fue siempre el mismo: transformar información en conocimiento útil, para que el productor tenga más elementos a la hora de decidir. En ese sentido, el ingeniero Ítalo Malaquín, quien también colaboró en el proyecto, señalaba que «frente a un mismo escenario de malos precios y poca disponibilidad de pasto, hubo productores que tomaron caminos completamente distintos… y ambos obtuvieron buenos resultados».
Esa observación refuerza la tesis de que «las decisiones no pueden analizarse en abstracto: son siempre contextuales, y deben entenderse como parte de un sistema más amplio».
Jornada abierta en Durazno
El lunes 14 de junio, desde las 14:30 horas, el Plan Agropecuario presentará los resultados del proyecto Gestión del Pasto en una jornada abierta y sin costo, en la Sociedad Rural de Durazno. Será un encuentro presencial, sin transmisión en línea, pensado para el intercambio directo entre productores, técnicos e instituciones.
«Vamos a contar cuáles son las evidencias que respaldan las buenas prácticas, qué aprendimos en estos tres años y qué herramientas desarrollamos para seguir avanzando», adelantó Pereira.