jueves 21 de noviembre, 2024
  • 8 am

Murió la murga. La mataron

Leonardo Vinci
Por

Leonardo Vinci

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Por Leonardo Vinci.
El carnaval tiene lugar inmediatamente antes del inicio de la cuaresma cristiana, que se inicia a su vez con el Miércoles de Ceniza y tiene fecha variable entre febrero y marzo según el año. La celebración se caracteriza por elementos como disfraces, desfiles, y fiestas en la calle. Desde luego que cada ciudad lo vive a su manera, pero su característica común es la de ser un período de permisividad y cierto descontrol.
En sus inicios, el Carnaval era un desfile en que los participantes vestían disfraces y usaban máscaras.
En nuestro País, uno de los atractivos más notorios han sido las murgas. Éstas, son un género coral-teatral-musical que suele ser interpretada por un coro de entre 13 y 17 personas con el acompañamiento musical de bombo, platillos y redoblante.
La palabra murga tiene su origen en España. El origen del género se da en el año 1909, cuando llega al Uruguay un grupo de zarzuela. Algunos de sus componentes formaron una suerte de chirigota; la murga «La Gaditana» para salir a la calle a cantar y «pasar la manga» (expresión rioplatense que significa pedir dinero), ya que no habían podido convocar suficiente público en sus funciones.
Las murgas comentaban con sarcasmo sucesos del año y se reían de importantes personajes de la política, el deporte y la televisión. Los espectáculos de una murga estaban estructurados en varias partes: la presentación, el popurrí, los cuplés y la siempre emocionante despedida. Por esencia la murga tenía que hacer reír, y lo importante era que pudiera decir lo que tenía ganas. La sátira, la burla y la picardía fueron su sello inconfundible.
Pero de un tiempo hasta esta parte, casi todas las murgas se transformaron.
Recuperada la democracia, bajo el disfraz, la cara pintada y algún dinerillo de partidos de izquierda, cambiaron el perfil satírico de la vieja murga y se adueñaron del carnaval, entonces, lo peor de la sociedad se apoderó de la fiesta popular.
El escenario comenzó a usarse para denigrar a las personas de bien.
Todo fue válido para la canalla tras los atuendos carnavalescos.
Se tomaron su tiempo disfrazando de humor sus injurias hasta que sus simpatías llegaron a ser gobierno.
Y volvieron a cambiar.
Ignoraron por completo la espantosa corrupción existente; se politizaron a extremos escandalosos, cantándole sólo al público de izquierda, criticando a los gobernantes blancos y colorados que actuaron décadas atrás y obviando toda referencia al desastre de la administración frenteamplista.
El carnaval dejó de ser de todos y pasó a ser un espectáculo izquierdista.
Ahora dan otra voltereta.
Sobrevive el estilo de vestir y cantar.
Pero es el frente amplio en el escenario.
Murió la murga popular.
La mataron.