Por Gerardo Ponce De León
Sé que habrán personas que no les guste que sea tan insistente con el tema, pero la verdad que tengo miedo de romper algo de la camioneta cada vez que me toca y lo hacía muy seguido ahora con la pandemia no circulo tanto por el camino de la entrada a las Termas del Arapey. Una vez que inauguraron la Avda. Apolón creo que gente que tenía que salir a la Ruta 31 lo hacían por ahí dado que la Avda. Oribe, daba asco, hoy día elegimos entre salir por el Bay-pass o Oribe, que ya se está rompiendo ni bien uno pasa el Obelisco es como para ir acomodando el cuerpo para lo que vendrá. En general, la Ruta 3 está pasable, hasta que llegamos a la entrada a las Termas del Arapey. Cuando se dobla, ya se comienza a esquivar pozos.
No hace 15 días el encargado de Obras de la Intendencia Municipal de Salto, comentó que dicho trabajo iba bien, en una recorrida que él hizo. Si no me falla la memoria se adjudicó en Octubre y en noviembre comenzaron las obras, que se ve que tenía que poner balizas y carteles, y nada más. El viento tiraba carteles y así quedaban, en una pura y real señal de abandono (me tome el trabajo de escribir sobre eso); luego comenzaron a verse alguna máquina y se hicieron 10 o 12 entras frente a porteras que daban sobre dicho camino. Se taparon algunos agujeros y dejaron las balizas, sobre el camino para decirnos que ahí existía un cráter, obligándonos a “tragarlo” ya que la baliza no permitía salir a la banquina, para esquivarlo.
No creo que lo que se “arreglo” pase los 3 kms. (hoy estoy bondadoso). Iba todo bien, pero no llega a la semana que la empresa rescinde del contrato. Espero que la entrada a San Antonio, que está siendo muy promocionada, últimamente, no le suceda lo mismo, y al poco tiempo esté rota.
Cuantas veces promocionamos algo y de verdad, ¿es cierto? o estamos mostrando una cara que no es la real. Mire que escribo sobre nuestras vidas, fallamos y nos cuesta un disparate reconocer nuestro error. Los otros días leía en CAMBIO, que un Ministro actual, salió a pedir disculpa, públicamente, por un error que cometió en un reportaje. No quedó medio de prensa que no se encargara de comentar sobre el error, pero no quedaron ninguno ajenos a las disculpas. Y me pregunto ¿qué es pedir disculpas? (en este caso públicamente) es un acto de grandeza y humildad. Grandeza porque reconozco que me equivoco y humildad porque la soberbia queda por atrás de lo que soy: un ser humano que se puedo lastimar con algún comentario, y me preocupa curar esa lastimadura.
Nuestra vida es como los caminos, sufre cuando tiene que soportar peso que no estamos acostumbrados a tolerar, sufre cuando los asuntos circulan a una velocidad que no es la adecuada y tenemos como consecuencias, las roturas (enfermedades) que se comienzan a pagar, generalmente, con el tiempo.
Por más carteles que nos pongan, que el viento los tire, sabiendo lo que dicen, seguimos dándole, sin cuidar los problemas que trae al no cuidarnos. Hasta que llega el momento que tenemos que rescindir algún contrato, porque el organismo nos dice: “seguí así y paras en el mecánico o dado vuelta en algún camino”. Todos tenemos que cuidar nuestra máquina que es algo extraordinario que Dios nos dio. Si sabemos de los pozos, salimos antes, vamos más despacio y así nos cuidamos, algo, pero que no deja de ser un poquito, ya que peor es nada. No podemos hacer alarde de algo que luego tendremos que pagar las consecuencias. No podemos olvidarnos que más que uno sufren los que están a nuestro lado. Si usted quiere aplicar esto, como frente a los que nos sucede hoy día, tampoco está mal. Cuidándonos, cuidamos a otros.
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