martes 30 de abril, 2024
  • 8 am

La paja y el trigo

César Suárez
Por

César Suárez

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Por el Dr. César Suárez
El trigo desde tiempos inmemoriales ha sido un cultivo sagrado y un alimento imprescindible para la sobrevivencia de la humanidad, el grano es la fuente para la obtención de la harina y la paja para alimentar al ganado, pero para que cada cosa cumpla con su propósito es necesario saber separar una de la otra.
Separar la paja del trigo es una sabia frase que proviene de tiempos bíblicos y resume en pocas palabras la necesaria capacidad de poner cada cosa en su lugar y la necesidad de analizar prolijamente situaciones para que no se mezclen los tantos y no se confundan las cosas.
La historia de la humanidad está plagada de sorpresas inimaginables, de acontecimientos que dejan marcas indelebles que terminan siendo referencias inevitables, antes y después de Cristo, antes y después de la primera guerra, antes y después de la segunda guerra mundial y ahora, en este preciso momento, estamos transitando una nueva “bisagra” de la historia y las nuevas generaciones futuras seguramente harán referencia a antes y después de la pandemia COVID.
Pero nosotros aún estamos insertos y formamos parte de esta historia y se hace necesario la objetividad necesaria para poder torcer el curso de este drama que nos involucra.
Nuestro país que forma parte de la comunidad internacional, obviamente no podía estar ajeno a este drama, sin embargo, al inicio de la epidemia, nuestra comunidad tuvo una respuesta excepcional con una disminución eficiente de la movilidad, apelando a la libertad responsable consiguiendo resultado que fueron destacados como ejemplo en el mundo, pero creo que el éxito nos confundió y hasta creímos que éramos inexpugnables, pero la realidad es que nuestros organismos están hechos del mismo material que cualquier otro ser humano y expuestos a los mismos peligros y fuimos perdiendo nuestra percepción del riesgo y nuestra suerte derivó hacia otro lugar y entonces, el concepto de libertad responsable comenzó a perder fuerza hasta perder sentido.
Después de ser los mejores por mucho tiempo, en el último mes, pasamos de ser los peores con un record de casos cada cien mil habitantes y con un record de mortalidad por millón de habitantes.
Los grupos de científicos abocados al análisis de la epidemia en nuestro medio y la comunidad médica expresan que la inmunización y la reducción de la movilidad, son las herramientas imprescindibles para manejar la epidemia.
Es de destacar que la inmunización va por muy buen camino abarcando altos porcentaje de la población, pero, lamentablemente, desde hace un mes, pasamos a ser los peores del mundo, tanto en casos por cien mil habitantes como por fallecido por millón de habitantes porque falla una pata vinculada a la movilidad que ya no puede quedar en manos de la libertad responsable, porque no está funcionando, por consiguiente, es el Estado y sus autoridades que tiene las herramientas para corregir esa falla y cuando no la corrige, pasa a ser responsable de que sigamos siendo los peores del mundo.
He leído y escuchado en todos los medios a influencers mediáticos (políticos, comunicadores) calificaciones tales como de miserables a los políticos que reclaman la corrección del rumbo, y como mediocres y mentirosos a los médicos que advierten que no podemos aceptar ser lo peores del mundo, no por una cuestión de competencia, sino porque se mueren personas que se podrían salvar y no hay más mediocres y miserables que los que aceptan esta situación y la defienden.
Lo que está bien está bien y hay que destacarlo, en la primera fase de la pandemia tuvimos muy bueno resultados con un excelente acatamiento de la disminución eficiente de la movilidad, también, la marcha acelerada de inmunización es un hecho destacable y alentador pero las cifras de nuevos infectados y de fallecimientos por COVID que nos han puesto durante un mes como los peores del mundo sin atender la recomendaciones de las organizaciones científicas y de los colectivos médicos es un hecho inaceptable y criticable por más que se ofendan políticos y defensores a ultranza de lo que sea.
Hay que saber separar la paja del trigo.
No son miserables los políticos ni mediocres ni mentirosos los médicos que reclaman un cambio de rumbo para evitar lo evitable, en todo caso si son miserables y mediocres los que no quieren entender que el Estado y sus autoridades, teniendo las herramientas para cambiar el rumbo no lo hacen y dejan las cifras de infectados y fallecidos sigan siendo las peores de todas.