martes 3 de diciembre, 2024
  • 8 am

Es tiempo de aclarar las cosas

Guido Manini Ríos
Por

Guido Manini Ríos

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Por Senador Guido Manini Ríos
Nuestro país merece que sus verdaderos problemas sean tratados en serio. Ya no hay tiempo para barrer bajo la alfombra.
Es escandaloso que pasen los años sin que se haga nada respecto al creciente endeudamiento familiar o al avance de las adicciones a las drogas.
Es insostenible que los trabajadores y sectores medios sigan pagando la fiesta de las grandes exoneraciones tributarias y los privilegios de ciertos inversores, mientras son empujados al recorte o al cierre de sus emprendimientos o al abandono definitivo de su actividad productiva.
Uno de los principales méritos de Cabildo Abierto ha sido poner sobre la mesa varios de estos temas que afectan directamente a la gran mayoría de la población. Lo que anunciamos en la campaña electoral, lo impulsamosdesde el primer año del nuevo gobierno a través de distintos proyectos de ley y de propuestas concretas realizadas al Poder Ejecutivo.
Iniciativas que en primer lugar responden al sentido común y a la observación de la realidad, pero que además están apoyadas en la opinión de reconocidos expertos de distintas áreas, del derecho, de la economía, del medio ambiente y de la medicina, por citar algunos ejemplos.
Así hemos planteado en los ámbitos correspondientes el proyecto de reestructura de deudas de las personas físicas, la regulación del uso de lossuelos forestales, las propuestas para revisar el gasto tributario y apoyar a la pequeña y mediana empresa, las medidas necesarias para proteger el comercio fronterizo o el reclamo de una campaña agresiva de prevención contra el consumo de drogas, entre otros.
El solo hecho de hacer estos planteos, que parecían condenados a no realizarse nunca, generó en otros actores políticos algunas respuestas tímidas, la promulgación de decretos más bien decorativos, manifestaciones de «sensibilidad» o directamente provocaronun principio de cambioen el comportamiento del mercado ante la evidencia de ciertas injusticias.
Los salteños recordarán bien el intento de liquidación de Citrícola Salteña, lo que amenazaba ser el fin de una importante fuente de trabajo para la zona del litoral norte. A pesar de que se desarrollaba una buena zafra, parecía que los dados estaban echados para su cierre. En aquel momento alertamos la contradicción de que se pusiera alfombra roja para algunas inversiones como la de UPM, mientras que Citrícola Salteña, empleando cinco veces más personal, pudiera cerrar por una deuda de apenas US$ 20 millones. Felizmente, gracias a la perseverancia y las conversaciones con el BROU, la empresa y los trabajadores llegaron a buen puerto y se encontró una solución. Pero sabemos que problemas como estos hay centenares en todo el país, en distintas escalas.
Por otra parte, venimos insistiendo hace tiempo en la necesidad de atender la situación del comercio de frontera, sobre todo con Argentina. Presentamos dos proyectos de ley en 2020 y en 2021 que todavía no han sido atendidos con la urgencia que se reclama. No se puede seguir estudiandoy diagnosticando una y otra vez para llegar a las mismas conclusiones. Advertimos que se debieron haber adoptado medidas antes de que se abrieran los puentes que estuvieron cerrados durante la pandemia. Lamentablemente no se hizo y ahora la situación es más grave y el daño cada vez más irreversible.
Está claro que no se trata solo de considerar el tema de los precios de frontera, hay que hablar de políticas de fronteras, hay que hablar de la generación de trabajo que es lo que verdaderamente se necesita para atacar el problema de fondo. De nada sirve que se traigan productos de cualquier lugar del mundo para bajarle el precio al consumidor si con ello matamos la industria y el comercio nacional, es decir, matamos a todo lo que pueda generar puestos de trabajo.
El factor Cabildo Abierto fue determinante para cambiar el rumbo en 2019 y sacar del Ejecutivo a un partido que estaba anquilosado, confortable en su mayoría parlamentaria y con soberbia vaticinaba que se venía «el cuarto» gobierno. Lo saben y por eso sus dirigentes cargan una y otra vez contra nosotros, con infamias de todo tipo, que el tiempo pone en su lugar.
Integramos una coalición llamada republicana porque creemos en el respeto de la voluntad popular, en la Constitución como norma legal superior, en la separación de poderes y la defensa de la libertad. Pero nuestro modelo de país y nuestra forma de hacer política es distinta a los otros dos conocidos, como ha quedado claro en varios momentos.
Con esa perspectiva, estamos comprometidos a solucionar los verdaderos problemas de los uruguayos, colaborando codo a codo con todos aquellos que tengan la misma intención, sin preguntarles de dónde vienen sino a dónde van.