Por Leonardo Vinci
Hace un año la Ley de urgente consideración era ratificada por la mayoría del pueblo uruguayo.
No dudo que muchísimas personas bien intencionadas hubieran recibido con agrado el triunfo del SÍ.
Pero no cabe ninguna duda que también, todos los delincuentes hubieran festejado esa victoria.
Si ganaba el SÍ, violadores y asesinos hubiesen celebrado desde sus celdas, porque al quedar sin efecto la LUC podrían recuperar la libertad anticipadamente, cumpliendo dos terceras partes de su condena.
Los amigotes de la escoria de la sociedad, seguramente hubieran tirado cohetes, celebrando el regreso a casa de los condenados, presos por haber cometido gravísimos delitos. Éstos volverían unos 8 o 9 años antes de cumplir la condena si perdía vigencia la LUC y hubieran quedado libres de volver a merodear por el barrio.
Los «menores» violadores, rapiñeros y homicidas también hubieran festejado, porque todos ellos deberían ser liberados al cumplir 22 años. Probablemente volverían con las «malas juntas», y además, podrían rondar libremente por los domicilios de las víctimas de sus delitos.
Los «jóvenes infractores» hubieran festejado porque recuperarían la libertad- en el peor de los casos- a los 5 años de estar detenidos en vez de 10 como indicaba la LUC. Y hubieran festejado además porque se borrarían sus antecedentes.
La «barra» también hubiese celebrado pues podría insultar, denigrar y apedrear a la policía sin consecuencias toda vez que aparecieran por el barrio para cerrar alguna «boca», buscando o persiguiendo a un delincuente.
Los «pibes» hubieran festejado ruidosamente si ganaba el SÍ, porque podrían burlarse de la policía toda vez que se los quisiera identificar, ya que no se les podría pedir documentos.
Los belicosos y provocadores de desórdenes se hubiesen alegrado, ya que perdería vigencia el artículo de la LUC que agregaba al Código Penal la figura de la resistencia al arresto y podrían resistirse a obedecer sin consecuencias penales.
Los rebeldes hubiesen quedado felices, ya que podrían destruir sin consecuencia alguna, muebles, colchones y cualquier objeto en dependencias policiales o centros de rehabilitación, porque la disposición que castigaba estas conductas en la LUC hubiera quedado sin efecto.
Si ganaba el SÍ los amigos de lo ajeno y los malvivientes, también podrían haber festejado, porque su «trabajo» se haría más fácil ya que la policía no podría reaccionar en legítima defensa usando el arma de reglamento como lo establecía la LUC
Y finalmente digamos que los presos que quisieran intentar evadirse de las cárceles, podrían hacerlo todas las veces que quisieran, porque no habría castigo alguno.
A la izquierda no le interesaban los 135 artículos de la LUC.
Lo que querían era derrotar al gobierno.
Pero fueron por lana y volvieron trasquilados.