domingo 22 de diciembre, 2024
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Invasión al Salto Oriental en 1868

Hernandez

Por Cary de los Santos Guibert.
A inicios del año 1868 se venía amenazando a las autoridades del Ejido y Departamento de Salto con una invasión a la plaza, era el inicio de la Revolución de las Lanzas. Sin embargo, las autoridades salteñas habían recibido órdenes superiores de no darle importancia y abstenerse de tomar algunas medidas preventivas, y se descuidaron, y el invasor aprovechó el momento y la distracción para dar el golpe, teniendo la ventaja del factor sorpresa.
EL AVISO DEL VALIENTE VECINO
El 10 de febrero de 1868 a las 2 de la madrugada un contingente de alrededor de ochenta hombres bajo el mando del ex-coronel Timoteo Aparicio, cruzó el Río Uruguay frente al Saladero de Saturnino Ribes y Pascual Harriague, y luego de pisar suelo salteño, se dirigieron a la casa de un vecino, exigiendo su colaboración y la entrega de los elementos de guerra en su poder (caballos, armas de fuego, etc.).
Sin embargo, el valiente vecino no se asustó a pesar de que la solicitud por parte de los invasores era «a viva fuerza», y enseguida que se fueron, ensilló su caballo y se puso en campaña de avisar y ponerlo en alerta de la situación al Jefe Político y de Policía del Departamento del Salto, y de comunicarle todo lo que había visto y oído.
DIRECTIVAS DEL
JEFE POLÍTICO
Y la máxima autoridad de nuestro departamento al tener conocimiento de la gravedad de la situación, inmediatamente se puso activo y reunió a los integrantes más cercanos del “Cuerpo de Serenos” del Ejido del Salto, y dió aviso y directivas a los amigos y algunos oficiales, que eran los siguientes: Don Bernabé Mendoza, Don Benjamín y Don Mauricio Castagnet, Don Agustín Sañudo, Don Tomás Gomensoro (hijo), Don Martín Latallada y Don Juan Ogaburú (los tres últimos eran oficiales).
INTENTO FALLIDO
Entre el aviso del vecino y las directivas del Jefe Político, había pasado media hora, y escasos minutos después, invadieron la ciudad y se presentaron frente a la Comandancia, gritando: ¡Viva el general Urquiza! ¡Viva la República del Paraguay! ¡Viva el general Aparicio! ¡Viva la República Oriental! y mueras a Flores y a sus aliados, procurando tomarla a viva fuerza. Sí embargo, desde la Comandancia ofrecieron una tenacidad que desconcertó los planes invasores.
DEFENSA Y
FUEGO CRUZADO
Dentro de la Comandancia se encontraban 28 personas, y en el momento que los invasores atacaron con todo empeño y fuerzas la puerta principal, y el vecino Latallada, que la defendía recibió una contusión en el pecho por una bala que atravesó la misma. Durante el fuego cruzado fue muerto uno de los soldados que hacía fuego desde la azotea de la Comandancia, corriendo con igual mala suerte, un porta bandera invasor y dos heridos de gravedad, heridos de muerte.
¡VIVAS AL GENERAL FLORES!
A pocas cuadras de la Comandancia se encontraba el respetado vecino Don Luís Revuelta, quién se encontraba durmiendo, pero al sentir los primeros tiros y los gritos de los invasores, subió a la azotea de su residencia con sus dependientes bien armados y portando la bandera oriental gritó: ¡Vivas al General Flores! Momentos después, cuando las partidas de los invasores cruzaban por todas las calles, Revuelta bajó con tres hombres y fue uno de los primeros vecinos en salir a la calle y reclutar gente, llegándose a encontrar con Aparicio y 25 invasores que lo acompañaban.
CONTRATAQUE Y HEROÍSMO
El Jefe Político actuó con gran rapidez e inteligencia, dictando sabias disposiciones y desplegando un contraataque y actividad asombrosa, habiéndose enfrentado con el enemigo en dos grandes encuentros, causándole a éstos varios muertos y prisioneros, y obligándolos a retirarse y ocultarse en Entre Ríos con su desbande y derrota. En estas acciones, fue muy importante la campaña del coronel Salvatella, el vecino Don Estanislao Panelo, los oficiales: Gomensoro y Torena, y el Comandante Simón Martínez, que estaba a cargo del cuerpo de caballería de nuestro departamento, que estaba integrado por los jefes Fresnedoso y Sosa. Sin embargo, Martínez con su bravura y acertadas órdenes hizo tragar polvo a los invasores, siendo considerado luego, por su brillante participación el “héroe de los defensores del Salto Oriental”.
FUERZAS DE LA DEFENSA DEL
SALTO ORIENTAL
El coronel Atanasildo Saldaña, se encontraba en su estancia cuando se enteró de la invasión, y eludiendo el ser sorprendido, reunió a los hombres que pudo y marchó en persecución de Aparicio, y con idéntico proceder al de Saldaña, actuó el comandante Reina. Todos los comisarios de campaña, todos los jefes y oficiales, en el momento de conocer los planes de la invasión, y sin esperar a recibir órdenes, se armaron y juntaron la mayor cantidad de hombres posible, siendo alrededor de seiscientos en la caballería y cerca de cuatrocientos en la infantería para defender el gobierno del Salto Oriental.
SALVAJISMO Y
COBARDÍA DEL
INVASOR
Lamentablemente en el transcurso de la invasión y los ataques realizados en la ciudad y el departamento, fue sorprendido por las fuerzas de Benítez el coronel Castro, que se encontraba en su estancia, siendo herido de gravedad y posteriormente trasladado a Entre Ríos. Y el comisario de órdenes Don Horacio Gómez, recibió una herida de gravedad, aunque algunos tenían esperanzas de que se salvaría. Sin embargo, un diario de Mercedes, sobre la salvajidad de los invasores en el ataque perpetrado durante tres días a la Ciudad del Salto Oriental, decía: “…Lo que caracteriza el instinto feroz de nuestros enemigos, fue el hecho perpetrado con don David Córdoba. Después del combate, quedó este separado de la fuerza de que formaba parte, á consecuencia de prestar auxilio á un herido del enemigo. Sorprendido por una partida de Benítez, fue asesinado cobardemente y degollado después de muerto…”.