Por el Padre Martín
Ponce de León
Durante 16 años compartí camino con los curas de la diócesis de Mercedes.
En muchas oportunidades me limité a escuchar y aprender.
En muchas oportunidades me sentí cuestionado o aceptado.
En muchas oportunidades experimenté transitábamos sendas diferentes pero intenté respetar sus opciones.
Compartimos muchas reuniones, retiros o experiencias pero, también, con algunos, amistad y confidencias.
Con algunos fuimos compañeros de camino en la diócesis pero con algunos otros fuimos amigos y colaboradores.
Gracias a ellos supe aprender de vivencias y esfuerzos.
Gracias a ellos supe aprender de entregas y búsquedas.
Fueron muchos años y siempre me encontré aceptado y respetado pese a mis errores.
Encontré curas más inteligentes e instruidos que yo.
Encontré curas más entregados y comprometidos que yo.
Encontré curas más sacrificados que yo.
Encontré curas más involucrados con la realidad que yo.
Sin duda no he sido muy buen compañero de camino de cada uno de ellos puesto que muchas cosas no me involucraban o no supe identificarme totalmente con las exigencias que la realidad hacía a la diócesis.
Siempre que se me precisó estuve disponible para dar una mano en lo que se me solicitaba y ello lo realicé con buena voluntad y agrado.
Es un presbiterio no muy numeroso pero, sin duda, ha de quedar más menguado y sé que no está en mí revertir tal situación.
Sé que con cariño y gratitud les voy a recordar siempre.
Fueron muchos años compartiendo camino y donde tuve la oportunidad de sentirme uno más de ellos.
Por ello mi necesidad de gratitud por el hecho de haberme abierto la puerta al presbiterio y haberme hecho sentir parte.
Sé que habré de extrañar muchos momentos y situaciones que no he de volver a experimentar.
Ya no estarán los retiros compartidos ni la pieza 18 reservada para que la utilice.
Ya no estarán las charlas compartidas y recostados a alguno de los coches estacionados en el frente de la casa.
Ya no estarán las reuniones donde nos ubicábamos, generalmente, en los mismos lugares.
Ahora será comenzar a aprender nuevamente e intentar integrarme de la mejor manera posible.
Han sido muchos años como para no experimentar la necesidad de una inmensa gratitud y asegurarles que pueden tener la certeza de que rezará por ellos.
Sí, rezaré por ellos puesto que me han ayudado demasiado como para no tenerles presentes siempre y mi disponibilidad para lo que pueda dar una mano.
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