jueves 21 de noviembre, 2024
  • 8 am

La ciudad del caos

Pablo Vela
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Pablo Vela

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Minervine

Por Pablo Vela
Uno podría pensar que hablar de lo sucia, oscura, abandonada, mal señalizada, mal gestionada, etc., etc., es sencillo y con eso podríamos seguir hasta mayo de 2025 buscando réditos políticos. Para algunos hasta será lógico.
Para nosotros no lo es pero si hay algunas cosas que no se pueden dejar pasar porque no todos los salteños lo notan por diferentes motivos o porque a veces bajamos la guardia entre elección y elección y algunos pícaros sinvergüenzas salen a hacer de las suyas.
En el caso del Frente Amplio en Salto es seguir haciendo de las suyas: clientelismo hasta el final, la tarjetita tantas veces repudiada por los viejos fundadores hoy es palabra corriente en Salto, amiguismo, acomodos, etc., etc.
En fin, la vieja política, la que venía a cambiar el FA como fuerza renovadora. Mintieron, acá, allá y más allá. Hoy paradójicamente podríamos decir que tenemos en un mismo período a tres intendentes que van a quedar en la historia por los mayores déficit (deuda), ciudades sucias, rotas, etc.: Lima (Salto), Orsi (Canelones) y Cose (Montevideo) los tres frenteamplistas.
Pero todo esto nos lleva a que la preocupante votación de Andrés Lima en junio lo obligó a mostrar algo, aunque sea máquinas rotas, cuadrillas paradas en las esquinas sin material para trabajar, calles cortadas eternamente sin personal trabajando, volver a las fotografías que ni siquiera tenemos la certeza que sean de la fecha que dicen ser, promocionar eventos que si todos los astros se alinean pueden llegar a realizarse.
Porque Andrés, estimado lector, con el dinero de los salteños que usó durante 4 años para pasearse por el país intentando fomentar una figura política solo logró alcanzar algo así como tres mil votos, una tristeza atroz.
El rezongo habrá llegado, las discusiones imaginamos también (bueno, no es necesario imaginar, salieron a la luz: desvinculaciones, reincorporaciones, degraciones, dar grados nuevamente) entonces a la calle, con lo que sea, en condiciones o aunque no estén en condiciones, sin material para trabajar, sin repuestos para maquinaria, ómnibus, recolectores de residuos, luminaria que dura una semana con suerte dos, trabajos de poca monta publicitados como obras de gran calibre y así, todo atado con alambre, en algunos casos literal según alguna confesión.
La tristeza que genera el departamento en cuanto su imagen, en cuanto a lo que vemos diariamente al transitarlo ni hablar si lo comparamos con los avances de departamentos vecinos (en infraestructura, llegada de eventos sin ser referencias de turismo, etc). Ni hablar si tenemos en cuenta que en algunos de ellos los recursos no tuvieron el destino correspondiente, es más penoso lo de Lima aún. Es decir, siendo desprolijos al punto de haberse configurados delitos, en otros departamentos se gestionó mejor que en la Intendencia de Salto, mire que hay que ser malo planificando ¿eh? ¿Se entiende? Otros dejaron una ciudad limpia, ordenada, iluminada, con eventos internacionales a pesar de las actitudes reñidas con la ley, finalmente configuradas en delitos, que se llevaron millones de dólares pero Lima no pudo hace UNA SOLA OBRA PARA SALTO.
Salvo por los salteños que por necesidad caen en ese “juego perverso” del te doy si me votas, el Frente Amplio no tendría chance ante una Coalición Republicana fuerte; que va con un candidato sin vicios y comprometido, sabedor de que al menos desde lo que se puede ver desde afuera lo que quedará será un problema grande (ni nos imaginamos lo que será luego de abrir algunas carpetas) pero aún así, cumpliendo con su legado quiere hacer su propia historia.
Allí estará Tercera Vía, la 9007 y su banca de diputado, respaldando a Marcelo Malaquina para poner nuevamente a Salto como noticia no por cuestiones familiares o de acomodos si no por su turismo, la imagen, su interior y su producción sacando su materia prima sin tener que hacer milagros, etc.