Por Gustavo Chiriff
Una reciente publicación del Instituto de Economía de la Universidad de la República, afirma lo que venimos diciendo desde prácticamente el 2021, el Uruguay es cada vez más desigual, aumentando la brecha entre los decibeles más bajos de salarios con los más altos. Tomando la distribución del ingreso entre las rentas del trabajo, es decir, asalariados, ingresos por empresas unipersonales y pequeñas, cuentapropistas en su más amplia dimensión, sus ingresos no alcanzan todavía los niveles del 2019.El 95% de los hogares uruguayos percibe ingresos menores que en 2019, solo el 5% tiene ingresos mayores
En el 2020 la crisis de salud del COVID, produjo una crisis económica, que llevo a la disminución conjunta del salario real y del empleo. Pero, la recuperación que se produjo luego, se da en el aumento de la cantidad de empleos, pero el salario real continuó disminuyendo. Esta caída fue un factor clave en la reducción de la masa salarial durante 2021 y 2022.
La investigación señala que “si bien desde fines de 2021 el PIB de Uruguay superó los niveles previos a la crisis originada por la pandemia de COVID-19, la información disponible indica que esta evolución no se tradujo en mejoras distributivas, el ingreso promedio de los hogares cayó 2.6%”.
Otro informe de la Consultora EXANTE, extraída de la ECH del INE, determina que los ingresos de los hogares en 2023 solamente mejoraron para el 20% de mayores ingresos, lo que implica que cayeron para el restante 80% respecto de 2019.
Es importante señalar que durante el periodo que fue gobierno el FA, los hogares de menores ingresos y las capas medias se vieron particularmente favorecidas por las políticas de ingresos: Consejos de Salarios, SMN, jubilaciones y pensiones mínimas, reforma tributaria, transferencias a hogares de menores ingresos en el marco del plan de equidad y reforma de la salud, entre otros. Esto claramente se antepone a lo que es este ciclo de gobierno de derecha, donde se privilegia a unos pocos, los llamados “mallas de oro” por el presidente.
Un gran desafío que tendrá el próximo gobierno, que será del Frente Amplio, es revertir esta desigualdad en la distribución de los ingresos, volviendo a la tendencia de periodos anteriores, donde se dieron los siguientes resultados: el promedio de crecimiento acumulativo anual entre 2006 y 2019 por quintiles, el 20% más pobre exhibió un incremento de 5,5% en sus ingresos, mientras que el quintil 2 experimentó un aumento de 4,7%. Por su parte, el quintil 3 registró una mejora de 4,1% y el quintil 4 tuvo un crecimiento de 3,6%. En contraste, el 20% más rico registró un incremento de 2,3%.
En esta elección, la confrontación será sobre dos modelos económicos, uno de la concentración de la riqueza en unos pocos, produciendo mayor desigualdad y el otro modelo de redistribución, que viabilice una reducción estructural de la vulnerabilidad económica y la pobreza.
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