jueves 3 de julio, 2025
  • 8 am

Una transición responsable es cumplir con la gente

Dr. Carlos Silva
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Dr. Carlos Silva

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Por Carlos Silva
Cada proceso de transición de gobierno representa mucho más que un simple cambio de autoridades. Es una etapa clave para conocer a fondo la realidad que se recibe, para contrastar discursos con hechos, y para preparar el camino hacia un nuevo tiempo. En el caso de Salto, esa transición ha estado cargada de desafíos y también de un profundo sentido de responsabilidad: el de no defraudar a quienes confiaron en la Coalición Republicana para encarar este nuevo ciclo.
Durante años, el relato del gobierno saliente intentó tapar la falta de gestión con propaganda. Pero la realidad innegable y visible en cada barrio, en cada camino destruido, en cada servicio que no funcionó, terminó imponiéndose. Hoy, en esta etapa de transición, nos encontramos con un departamento deteriorado, donde muchas áreas de la Intendencia fueron manejadas con criterios políticos, y no técnicos. Donde lo partidario prevaleció por sobre lo institucional. Donde la cercanía con el poder fue más importante que el compromiso con la ciudadanía y sus problemas.
Frente a esa realidad, asumimos un compromiso distinto. Desde la Coalición Republicana venimos con otra lógica. No la de los compartimentos estancos, sino la del trabajo en conjunto. La de sumar esfuerzos, conocimientos, capacidades. Porque sabemos que gobernar bien Salto no es tarea de uno solo, ni de un grupo cerrado: es una tarea colectiva, que exige apertura, diálogo, planificación y seriedad.
La gestión que liderará Carlos Albisu marcará un antes y un después. No solo porque llega a la Intendencia un equipo nuevo, con ideas frescas y con vocación de servicio, sino porque detrás hay una coalición sólida, con base técnica, con experiencia, y con una visión clara, Salto tiene que recuperarse. Recuperar su infraestructura, su economía, su confianza en las instituciones. Pero también y sobre todo, recuperar su autoestima colectiva. Volver a sentirnos orgullosos de ser Salteños.
La gente votó esperanza, pero también votó responsabilidad. Y ahora nos toca responder. Nos toca mostrar que sí se puede gobernar sin improvisación y sin mezquindades. Que se puede poner a Salto en el camino del desarrollo con decisiones técnicas, transparentes y humanas. Nos toca demostrar que las promesas de campaña no fueron solo palabras, sino compromisos asumidos con el corazón y con la razón.
Sabemos que hay urgencias. Sabemos que hay deudas acumuladas. Pero también sabemos que hay voluntad, capacidad, y sentido de equipo para atender estos reclamos. Lo que viene no será fácil, pero será transformador. Porque cuando se trabaja en conjunto, cuando hay objetivos comunes, y cuando se pone por delante el bien de la gente, los resultados llegan.
La transición es también una oportunidad: la de empezar distinto. Y en ese camino, no hay lugar para revanchas ni excusas. Solo hay lugar para el trabajo serio, responsable y comprometido. Porque los Salteños no esperan discursos, esperan soluciones. Y ese será nuestro mayor objetivo: cumplir con la gente.