Así somos los salteños (III)
Por el Dr. Néstor Albisu
Otra característica de los salteños que están fuera de su medio, es la idea fija de volver. Podrás decir que habitualmente todos los que se alejan de su rincón, piensan igual. Pero hicimos un balance de oriundos universitarios, deportistas, empresarios, funcionarios en el exterior, etc. Y en todos los ítem, los salteños fueron los que más regresaron. Aún aquellos que fuera del país ganaban muy bien y tenían exelentes empleos. Registros nacionales muestran una clara diferencia en el regreso de salteños comparados con otros departamentos y regiones.
Cuando estamos afuera nos aprendemos de memoria la nómina de los “notables”que nacieron en nuestra tierra. Así leíamos y escuchábamos a Wimpy, leíamos Amorin aunque entonces pocos lo entendíamos, nos horrorizábamos con los cuentos de Quiroga, nos hacíamos “la película”con la poesía de la joven Marosa, disfrutábamos con la del “profe” Jardim; nos divertíamos con Suarez (Pelo Duro); luchábamos entrar a la época de Felisa Lisasola, Garet y el Divino Alfoso y además entender el superior espíritu libertario de Grompone. Seguíamos la carrera del atormentado Victor Lima. Y vibrábamos con los éxitos depotivos de Perucho Gonzalez, Rocha, Almeida, Goncálvez (aunque no salteño era prestado). Repetíamos la trayectoria de nuestros sharistas (Vigo y Cacciaviliani), del tricolor Galvalissi y el gran Ramiro Cortés y Arrestia, que pudimos ver en su plenitud deportiva. Y los record de Irineo aunque nunca entramos a un circo hípico. Escuchábamos los discos de Chito Galindo (algunas de sus composiciones son hoy éxito en la interpretación de Los Nocheros,…), además discos de Juan C. Morgan, Lamarqués Pons, Luis Pasquet, etc. Y que no decir de aquellos que sin ser salteños, por amor…si por amor, se autotitularon naranjeros. Como Blanes (montevideano) o Mattos Rodríguez (maragato).
El espíritu de todos aquellos salteños fuera de casa, los podemos resumir en una acnédota que trascendió fronteras. En los Juego Olímpicos de Colombes (1924), fue considerado entonces el mejor jugador del mundo el salteño Leandro Andrade. En el libro de oro del futbol de todas las épocas expuesto en Paris, sigue figurando entre los 50 mejores jugadores de futbol de todos los tiempos. Este moreno de privilegiado físico no solo deslumbraba en la cancha.
Finalizado los Juegos Olímpicos, con la consagración de Uruguay Campeón, el simpático salteño fue “adoptado” por una condesa francesa quien lo llevó a alojarse en su lujoso castillo de la Riviere. Hasta le ofreció casamiento. Pero extrañaba….y a los pocos meses regresó. En ese tiempo que estuvo fue centro de agasajos del “Tout” París, que inventaban distintas causas para homenajear a Leandro. Fue centro de la atención de artistas, periodistas y todo aquel conglomerado que conformaba en Francia el “jet-set”. Es que los parisinos fueron verdaderos adelantados de “la vida loca”. En una de las múltiples despedidas en su honor ya decidida su partida, le fue grabado un mensaje. Si nos atenemos a los tiempos, las radio-comunicaciones recién balbuceaban en 1924.
En la misma alguien preguntaba en una de esas fiestas a Leandro: ”-¿ud.es argentino?”. La contestación fue tratando de hacer lo que creía sería un perfecto idioma francés. Acentuando palabras en español para que sonaran francesas. Pero lo fundamental es su contenido. En esas palabras están resumidas su orgullo de origen…de su ciudad y hasta de su barrio. Por eso te decía que resumo en él, el sentimiento de la diáspora naranjera distribuida por el mundo del salteño fuera de casa. Así contestó Leandro Andrade: ”-je suí de Saltó…del barrio La Cachimbá”.