Por Oscar Muller
Nuestro país enfrenta un nuevo desafío electoral, esta vez será de autoridades departamentales el próximo 10 de Mayo y la propaganda será protagonista de nuestros medios y de alguna forma de nuestras vidas.
La propaganda busca promover, fundamentalmente, campañas de corte ideológico, político, doctrinario, religioso, educativo, de concientización, etc., que generen un impacto en el público y procuran guiar su conducta y opinión en relación con determinado tema.
Su finalidad real es atraer adeptos y seguidores para una causa, pero lo que dice no tiene que ver necesariamente con la verdad.
Una frase atribuida al jefe de la propaganda Nazi, Goebbels, afirma que “si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
Que la mentira muchas veces repetida se convierta en verdad puede ser cierto, no cabe duda de que la reiteración o la insistencia reiterando las mismas ideas y expresiones, con independencia de su contenido o veracidad, termina por incorporarse al imaginario del que las recibe, es decir, la propaganda consiste en convencer a la gente de que es verdad lo que se le dice, aunque no lo sea. Esa actitud responde a la idea de que es más fácil aceptar la mentira que averiguar la verdad. Si además tenemos en cuenta que la propaganda política, se disfraza de noticias en los medios, pagas por los contribuyentes, o se complementan con chorizos y vino, entonces veremos que para acercarnos a la verdad necesitamos algo más.
El ciudadano para ejercer su soberanía debería intentar acercarse a la verdad de lo que es más conveniente para la sociedad de la que forma parte, y eso, solamente, se logra con información y reflexión. Está claro que hay hechos pasados que ayudan a esa reflexión y hay perspectivas futuras de repetir lo mismo o buscar cambiar, corregir, darnos una oportunidad diferente, alternar, es nuestro derecho como colectivo y es nuestra forma de manifestar apoyo o rechazo, recompensa o castigo.
El instante de votar es el gesto supremo de nuestra responsabilidad ciudadana y nos liga a cinco años de una gestión de la que seremos en conjunto, responsables.
Esa reflexión, debe hacerse alejada de los ruidos de la propaganda, que vende ilusiones, como la publicidad de un producto que solo busca un comprador.
Esa reflexión debe ser informada y requiere un esfuerzo de compilación y análisis para poder concluir y luego votar.
Nuestra reflexión se basa en datos sobre una Intendencia con una pesada carga clientelar que gasta el 80% en salarios y no tiene saldo para hacer las obras que la ciudad y el departamento necesitan, por eso en CA creemos que es hora de una oportunidad para cambiar la forma de gestión y la forma de relacionamiento con la población, como ha resumido brillantemente nuestro candidato el Ing. César Mari, tener «una intendencia para servir al pueblo y no un pueblo para servir a la intendencia»
Los invitamos a alejarse de la propaganda apabullante y reflexionar, es importante.
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