Por Padre Martín
Ponce de León.
Debo hacer artículo y no debo pensar en un tema puesto que el mismo está impuesto.
No hablar del mismo es no tener los pies sobre la tierra o vivir en una realidad que no es la de hoy.
Todos, parecería, tienen la obligación de hablar del tema.
Están los que se limitan a compartir lo que oficialmente se dice y están aquellos que transmiten lo que las redes sociales dicen sobre el tema.
Son aquellos que tratan con tranquilidad al tema y aquellos que lo hacen con alarma.
Muy bien no sé dentro de cuál de estas realidades estaré incluido pero ello lo dejo a su criterio.
Llama mucho mi atención la cantidad de personas que han adquirido como fuente de información fidedigna a las redes sociales.
No solamente creen en todo lo que reciben desde esos medios sino que, lo que es peor, se encargan de divulgarlos.
Jamás supuse existiese tanta gente influenciable porque ello es, parte, de la tarea de las redes sociales: influenciar.
No importa si suena a disparatado o carece de lógica. Lo dice un “videíto” y se transforma en verdad.
Una noticia sensacionalista llega desde varios lugares y, automáticamente, se transforma en verdad.
En oportunidades uno se encuentra con personas que poseen un nivel importante de estudios pero se guía por lo que las redes dicen y el nivel cultural de esa persona se derrumba y empobrece.
En oportunidades uno se encuentra con personas que no poseen otra fuente de información de la realidad y la consideración de esa persona se deteriora.
Somos seres adultos, somos seres con determinadas experiencias de vida. No podemos dejarnos influenciar con tamaña facilidad.
Permitir tal cosa no hace otra cosa que poner de manifiesto nuestra vulnerabilidad porque influenciables.
La cuestión no pasa por cerrarnos a la realidad y negar todo lo que se dice pero, tampoco, podemos creer todo lo que se dice.
Hay seres que no comparten lo que han recibido porque han ido a diversos lugares para realizar acopio desmesurado de determinados productos.
Ellos también son influenciables aunque lo canalicen de otra manera.
Hay algunos que tienen un pánico que actúan como si dentro de unos pocos minutos cada uno debe pasar a vivir encerrados en una burbuja.
Entiendo que desde hace días el tema fue preparando la sicosis que viven algunas personas.
Desde hace un buen tiempo, parecería, ha sido el único tema del que se podía hablar. Las noticias sobre el tema no hacían otra cosa que ir creando una suerte de anti cuerpo emocional sobre el mismo.
No es que uno no le preste atención al tema pero de allí a “enloquecerse” con el mismo hay una gran diferencia.
Creo que el momento actual nos está poniendo delante de una alarmante realidad.
Los influenciables son muchísimos más de lo que uno puede suponer o imaginar.
Ello no es otra cosa que una demostración de la debilidad de muchas personas. Débiles porque inseguros con lo que son y necesitados de dejarse influir por las opiniones de los demás que, parecería, siempre están mejor informados que uno.
No podemos dejarnos llevar por los comentarios que nos llegan. No podemos prestarnos a ser eco de los mismos.
En todo esto debemos poner de manifiesto nuestra personalidad y no vivir influenciados por los demás en todos los órdenes de nuestra vida.
Caramba, yo iba a hacer un artículo sobre el nuevo coronavirus y se me está terminando el espacio y no hablé de él. Ojalá que no, pero, ya habrá oportunidad de un artículo como corresponde.
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