viernes 22 de noviembre, 2024
  • 8 am

Felicidad

Padre Martín Ponce de León
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Padre Martín Ponce de León

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Sol

Por el Padre Martín Ponce De León
Muchas veces se piensa en la felicidad como “ausencia de….”
Esa felicidad suena a utopía o algo que se puede tener en muy pequeñas gotas a lo largo de la vida de cada persona.
Creo que debemos aprender a gustar que dice de realización personal y, por lo tanto, de una manera de relacionamiento con los demás.
Podemos ser muy felices en medio de dificultades, desafíos y contratiempos porque esa felicidad dice y hace a una postura ante la realidad.
Reiteradamente he utilizado la frase de Pablo Coelho: “La felicidad no es una bendición sino una conquista”
Es un algo que se logra con un estilo de vida que busca la coherencia y no teme pasar por situaciones adversas o de oscuridades.
Es algo que se experimenta como resultado de un prolongado proceso donde muchas veces se descubre remando contra corriente.
En ese remar contra corriente muchas veces se escuchan voces cargadas de críticas o de burlas y se experimenta la tentación de modificar el rumbo pero hacer tal cosa se vuelve una traición a uno mismo.
Lograr la felicidad no es el fin de un proceso sino una simple etapa de la realización personal donde uno se juega por lo obtenido y se compromete con no dejarse estar.
Lograr la felicidad comienza con un animarse a salir a la intemperie y darse sin esperar a cambio.
Allí se irá aprendiendo a ponerse, día a día, en un exprimidor donde se tendrán diversas sensaciones.
En oportunidades se sentirá utilizado y creará elementos que le impidan vivir tal cosa.
En oportunidades las dudas se volverán realidades sin respuesta y se deberá continuar andando porque detenerse a buscar respuestas es, siempre, detenerse.
En oportunidades se buscarán resultados y los mismos no se vislumbran pero ello no debe detenernos puesto que lo que importa es darse y el que espera se brinda desinteresadamente.
Cuando uno se brinda desinteresadamente hasta el más pequeño de los gestos se torna de un gratificante e inmenso valor.
La felicidad es aprender a disfrutar las pequeñas cosas que, generalmente, poseen un inmenso tesoro y hay que saberlo descubrir.
La felicidad no son aplausos externos sino una intransferible vivencia interior.
La felicidad es un sentimiento que trasciende nuestra capacidad de palabras y se manifiesta desde pequeños gestos que hacen a nuestro relacionamiento con los demás.
Se manifiesta desde la mirada llena de comprensión, cercanía y afecto.
Se manifiesta desde la sonrisa colmada de dulzura que es inspiradora y alienta a la superación.
Se manifiesta desde esas palabras colmadas de fortaleza, alegría y sentido común.
La felicidad es toda una postura ante la vida que se hace disfrute cuando los aciertos se dan o cuando los errores se asumen.
La felicidad es un prolongado sentimiento que no requiere de explicaciones sino, únicamente, de momentos hechos vivencia y celebración prolongada.
Es un sentimiento que no transita los caminos del tener sino los del ser.
La felicidad no transita los caminos del materialismo ni del poseer sino que se encuentra en las sendas de la renuncia y el desprendimiento.
La felicidad no se encuentra en el egoísmo ni en los fundamentalismos pues transita por la realidad de los demás y la libertad.
La felicidad es una tarea a la que se llega casi sin darse cuenta pero que requiere de nuestra toma de conciencia.
Se debe asumir la realidad del estar inmerso en la felicidad ya que requiere una gratitud interior que se hace gestos concretos.
La felicidad requiere ser compartida ya que hoy, más que siempre, se necesita se nos demuestre que ello es una posibilidad real de vida plena.