sábado 27 de abril, 2024
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¡Téngase presente!

Fulvio Gutiérrez
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Fulvio Gutiérrez

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Dr. Fulvio Gutiérrez
La noticia importante aparecida en la portada de Diario Cambio hace una semana, estaba referida a las palabras que el Dr. Andrés Lima expresó en el Teatro Larrañaga al momento de asumir públicamente como Intendente reelecto de Salto. Remarcó especialmente que sus prioridades en este nuevo quinquenio, serían el empleo, la producción, la inversión, la vivienda y el buen relacionamiento con el Gobierno Nacional. Como propaganda preelectoral está bueno. Pero la elección ya pasó, y ahora viene la etapa de las concretar lo prometido. Y eso ya son “diez pesos aparte”.
Más allá de que conceptos tan amplios, pueden calificase fácilmente de obviedades que nadie puede discutir en cuanto a su importancia, no fueron acompañadas por lo menos, de una mínima explicación que detallara el mecanismo o la forma de instrumentar tales promesas, si la consideramos como los objetivos prioritarios del nuevo Gobierno Departamental. Dicho así, tal ligeramente, nos llevan a dudar de la realidad en la ejecución de tales promesas, porque no es la primera vez que el Dr. Lima utiliza ese lenguaje genérico que pretende conformar a quienes la reciben. Recordamos el anterior gobierno, cuando utilizando el mismo sistema, hizo promesas similares, e incluso llegó a incluir en sus futuras concreciones, algunas actividades que ni siquiera están dentro de las competencias del Gobierno Departamental, sin perjuicio de que, además, suponían una inversión económica que la Intendencia no tenía. Lógicamente no se cumplieron.
Si un Intendente promete empleos, uno tiene que preguntarse de qué forma se van a incrementar los empleos. El clientelismo político, que fue un buen caballito de batalla en años anteriores, ya no es posible. Primero, porque ese mecanismo que siempre pretende preparar futuros votantes, significa un aumento en el famoso rubro “0”, que en el caso del gobierno salteño ha llegado a tan peligrosos límites porcentuales del presupuesto, que pueden resultar imposibles de cumplir; y segundo porque eso va en detrimento de inversiones que sí son absolutamente necesarias para el desarrollo del departamento, y por tanto deben priorizarse. No olvidemos que en la mayoría de los departamentos, el aporte del Gobierno Nacional es más de la mitad de todo el Presupuesto Departamental, lo cual, conspira contra la propia autonomía de las Intendencias. Nos parece más razonable que el incremento del empleo en Salto, no se haga a costa directa de la Intendencia, sino que se origine en las facilidades que la Intendencia debe dar a la instalación y desarrollo de empresas privadas en nuestro departamento. Eso crea fuentes de trabajo –que es lo que hay que hacer- pero no a costa de incrementar el personal de la Intendencia. Claro, eso hay que gestionarlo.
Suponemos que eso es lo que quiso decir cuando nombró como otra prioridad a las “inversiones”. Si unimos esta posibilidad de gestionar la instalación de empresas que obviamente van a necesitar mano de obra, entonces sí podemos pensar con más optimismo. Para eso el Intendente Lima deberá “hilar fino”, pero sobre todo, deberá buscar una relación coordinada y lógicamente estructurada, con el Gobierno Nacional, que es otra de las promesas que mencionó en su discurso. Y obviamente que ello también resulta estrechamente vinculado con la promesas de “producción”, lo que también se relaciona con considerar la aprobación de ciertas facilidades a las empresas que puedan instalarse en Salto, sin descuidar a las empresas ya instaladas.
También mencionó el rubro “viviendas”, que por supuesto está íntimamente relacionado con el rubro inversión, con el rubro empleo y con las relaciones con el Gobierno Nacional. Porque vamos a ser claros: la construcción de viviendas no está directamente entre las competencias departamentales, más allá de que los Gobiernos Departamentales siempre se han preocupado por su concreción. Pero hay que cuantificar una meta, y establecer una forma de gestión posible y viable. Si todo eso se da, entonces tal vez comencemos a pensar que las promesas del Intendente no son demagogia. Por eso decimos con criterio de abogado, que por ahora, le damos un “téngase presente”. A lo demás, “oportunamente se proveerá”.