viernes 29 de marzo, 2024
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¿Qué nos ha dejado el año 2020?

Gerardo Ponce de León
Por

Gerardo Ponce de León

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Por Gerardo Ponce De León
Es muy probable: «que nada sea verdad o mentira, y que todo sea de acuerdo al cristal con que se mira»; ya que la verdad, es un compacto de sensaciones, que cuando lo queremos analizar, se mezclan y podemos cometer el error de dejar cosas sin tener en cuenta, y a su vez, nos deja que lo que hacen es reafirmar la esencia del uruguayo.
Quedo muy bien demostrado, que en situaciones complicadas, aparece el espíritu solidario de toda nuestra gente. Como prueba la cantidad de ollas populares que aparecieron, algunas mantenidas por los gobiernos (Nacional o Departamental) pero muchas también por gente que ni siquiera sabían a donde iban a ser destinada su colaboración, y lo más importante que son hechas en el anonimato.
La gente que se vio o perdió un ser querido, fruto de la pandemia, es un año que les ha quedado marcado para toda su vida, es como un accidente en el cual muchas veces nos preguntamos el porqué.
La pérdida o caída de mercados, por los motivos que usted le quiera poner, pero que es algo real, que contrae consigo, la perdida de fuentes de trabajo, la reducción de los mismo y hasta los pactos de «hasta acá puedo llegar y no me pidan más, porque me es imposible» o «una quincena un grupo y la otra, otro grupo de trabajadores»
Pero que también, tenemos que ver con los otros cristales. No todo ha sido para perdida ya que se aprendió a ser más solidario, «si yo me cuido, te estoy cuidando a ti», una cadena muy larga y muy importante. Pero antes de escribir sobre nosotros, me gustaría compartir con ustedes pequeña observaciones personales. Hago la salvedad, que se que se continúa con la depredación, pero es mucho menos la gente que circula por los caminos. Creo que se tendría que seguir prohibiendo las entradas a los establecimientos agropecuarios a cazar o pescar, de nada sirven los controles, ya que una vez que se hace la ley, aparece la trampa.
Se observa más cantidad de pájaros, volvieron las lechuzas a los postes, las pavas de monte, mayor cantidad de cardenales, tenemos un espinillo, sobre un camino, que me gustaría que observaran el colorido que le dan los pájaros al mismo. No quiero pecar de exagerado, pero cerca de 40, se posan en él, sin poner los chingolos, calandrias; ya que se vuelan y me es imposible ver cuántos salen, no así con los cardenales, churinches, mixtos, que se posan en el alambrado que está pegado al arbolito. Esto me lleva a recordar que alguien escribió que eran como notas en un pentagrama.
La naturaleza se siente feliz por el momento de paz que está viviendo. Dicen, no tanto nosotros ya que gracias a Dios, no lo hemos sufrido, que en ciertos lugares, hasta el color del cielo ha cambiado. Ojalá se aprenda la lección, que se entienda el lenguaje de vida, que nos grita el cielo, la tierra, los animales y los seres que habitan nuestra tierra.
Espero equivocarme, pero hay costumbres muy arraigadas en nosotros, que me gustaría saber qué pasa cuando el miedo no esté más presente, si no es que volvemos a nuestras viejas costumbres. Me imagino a las aguas de este mundo (mares y océanos) que no ven caer, en ellas desechos humanos (plásticos, gomas, botellas y etc.) petróleo y tantas cosas más que depositábamos en ellos.
Les tengo que pedir disculpas ya que mi idea era escribir sobre el año que se ha ido y la relación nuestra con él, pero la naturaleza me ha «atrapado» y me ha «comido» el espacio que tengo en este diario. Si Dios quiere, mi próximo escrito va sobre mi opinión del año que se fue.
¡Feliz año para todos!