jueves 5 de diciembre, 2024
  • 8 am

Autoestima

César Suárez
Por

César Suárez

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Sol

Por el Dr. César Suárez
La autoestima, es un sentimiento imprescindible para cualquiera, es la capacidad de alentarse a sí mismo, para seguir marchando con el ánimo necesario, vencer cada dificultad y planificar lo que queda de cada día, de cada semana, de cada mes, de cada año y del resto de la vida.
El estado de ánimo es una herramienta trascendente que incide inevitablemente en cada acción que cualquier individuo quiera encarar o tenga en curso, siendo trascendente incluso, para la salud individual, dado que los estados de depresión o excitación extrema impactan necesariamente sobre el equilibrio de cualquier función biológica.
La autoestima es una herramienta a nivel individual imprescindible, pero lo es también a nivel colectivo e incide, decididamente en la interrelación a nivel social, tanto familiar, laboral, como social.
Pero el concepto de autoestima trasciende más allá de la actitud individual porque es un sentimiento que se construye a nivel familiar, a nivel grupal, a nivel social donde, individual o colectivamente se cimienta el orgullo de ser o pertenecer, a una historia, a un grupo, a club deportivo, a una empresa, a una zona, a un barrio, a una ciudad, a un país, a una profesión, construyendo identidades, tradiciones, logros que nos hacen transitar colectivamente en un determinado sentido y nos alienta a mantener determinadas costumbres y conductas de las solemos sentirnos orgullosos.
En Uruguay, todos, tenemos una muy fuerte identificación con nuestro país y como nación solemos sentirnos muy orgullosos de pertenecer a este territorio y tenemos la íntima y pública convicción de que “como Uruguay no hay” sobre todo porque nos hemos acostumbrados a una determinada forma de vivir, de sentir que nos hace necesariamente diferentes a otras naciones que han transitado por una historia diferente y así como nos identificamos con nuestra familia, con nuestro centro de estudio, con nuestro grupo de amigos, con nuestra generación, con nuestra profesión, con nuestra ciudad por la historia personal transitada, también no identificamos con nuestro país como seguramente lo hacen los ciudadanos de otros países con su nación donde han nacido y han desarrollado su propia historia.
Hasta aquí todo perfecto, pero todo necesita de un determinado equilibrio y en circunstancias el exceso de autoestima nos lleva a “dormirnos en los laureles”, apropiarnos de logros en los que no hemos participado y a vivir “saludando con sobrero ajeno” sin intentar esforzarnos para obtener mejores logros porque nos basta con los que ya tenemos y mientras dormimos una larga siesta, la situación nos pasa por encima, mientras seguimos alegremente sacudiendo banderas desteñidas.
Creo que algo así nos ha sucedido con la pandemia covid, un relativo éxito inicial nos hizo explotar nuestra autoestima y compararnos con países vecinos y hasta sentirnos superiores, creyendo que por solo ser uruguayos era suficiente para vencer al virus y la conducta social salió a desafiar la epidemia, violando sistemáticamente cada recomendación sanitaria, alentados por una libertad responsable pero sin responsabilidad y obviamente, nuestros organismos están hecho del mismo material que la gente de cualquier otra parte del mundo y como consecuencia inevitable, nos está pasando, al igual que cualquiera, lo que nos tenía que pasar.
Mientras tanto, los medios de comunicación, en sus informativos, destacan lo que está pasando en otros países con la epidemia y se horrorizan de que en Brasil llegaron a un record catastrófico de noventa mil casos diarios, casi pasándoles desapercibido que Brasil tiene sesenta veces más población que Uruguay y que en Uruguay, un día llegamos a tener dos mil ochocientos casos que si los multiplicamos por sesenta nos da la friolera de ciento sesenta y ocho mil, o sea casi el doble en relación con la población y se están compadeciendo de los de afuera sin mirar debidamente para adentro.
Sé que la mayoría se suele enredar con los números, pero debiéramos saber que cuando en Uruguay hay mil quinientos casos diarios, equivale a noventa mil para Brasil, que tiene sesenta veces más población que Uruguay, o veinte mil en Argentina que tiene treces veces más población que nuestro país.
La autoestima es necesaria, imprescindible, pero hay que armarla, hay que crearla parados sobre la tierra que pisamos, mal calculada, nos nubla el panorama y nos hace creer ser lo que no somos sin percibir que transitamos alegremente hacia la catástrofe.