jueves 15 de mayo, 2025
  • 8 am

La mentira como arma

Fulvio Gutiérrez
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Fulvio Gutiérrez

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Edicto Matrimonio

Dr. Fulvio Gutiérrez
Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de la Alemania nazi, afirmaba en su delirio: “una mentira mil veces repetida se transforma en una verdad”. Y agregaba: “miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira, más gente la creerá”. Esa fue la estrategia de la Alemania nazi. Dejó muerte y destrucción, pero al final, perdió. Porque la mentira, señores, tiene patas cortas. Lo lamentable es que, mientras dura, destruye.
Esta estrategia es la misma que está utilizando el Frente Amplio y el sindicalismo que lo apoya, para derogar la LUC. Falsear la verdad, mentir sin tapujos y hacer afirmaciones que no están respaldadas por ninguno de los artículos de la LUC. A falta de argumentos validos y serios, se miente. Y lo peor es que –al parecer- lo hacen como una estrategia, esto es, un plan establecido de antemano para lograr su objetivo destructor de un sistema legal que no comparte. Y eso es inaceptable.
He escuchado y leído algunas opiniones de los personeros de la izquierda, y he visto los “spots” propagandísticos de semejante atrocidad, para darme cuenta de la bajeza de esa intención.
La Senadora frentista Sandra Lazo dijo en una entrevista que “la LUC no es Uruguay”, porque modifica reglas de juego que son construcciones del carácter republicano del país, frase que irresponsablemente varios de sus correligionarios repitieron. Mentira. La LUC no viola ni contradice ninguna de las características democráticas y republicanas de nuestra Constitución. Ni lo podría hacer porque entonces sería inconstitucional. En todo caso, debió decir que la LUC no es el Uruguay que la izquierda quiere, que eso sí es verdad. Porque la izquierda marxista-leninista que domina el Frente Amplio y el sindicalismo afín, utiliza y abusa de nuestra democracia republicana para construir su absurda dictadura del proletariado.
Otros personeros dicen que no hubo tiempo de conocer el contenido de la LUC. Mentira. El gobierno hizo público su texto muchos meses antes de que ingresara al Parlamento. Lo entregó a cada partido político, y lo ingresó a su página Web, allá por febrero de 2020. Más publicidad y transparencia imposible. Y como si esto fuera poco, después se la discutió por tres meses en la vía legislativa.
En la parte de educación, presos de un desvarío, se ha llegado a decir que se pretende privatizar la escuela pública! Mentira. En este “spot” intervino un argentino, Leandro Rasposo, que es asesor de los “K” y publicista del Presidente argentino. Con semejante asesoramiento ya está todo dicho. Yo exijo que se nos diga cuál es el artículo que establece tal cosa! No existe, porque con un criterio democrático y vareliano, es impensable tal barbaridad.
Se ha dicho que se restringe la libertad de expresión. Mentira. Otra vez; ¿por qué no dicen cual es el artículo que dice tal cosa? Porque yo no encontré ese artículo.
Se dice que se cambia la “gobernanza” de la Educación. Si, por supuesto, porque si bien los sindicatos tienen su representación en la ANEP, la siguen teniendo con voz y sin voto en los órganos desconcentrados. Y eso es así, porque la administración actual entiende que la presencia de los sindicatos en tales órganos es importante, pero no tienen que manejarse con un criterio politizado como lo hicieron hasta ahora, ni pretender ser cogobierno como lo fueron durante la administración frentista.
Se dice que se afecta el derecho de huelga. Mentira. Se reafirma el derecho de huelga, y se reafirma también el derecho de todos los trabajadores a trabajar haya huelga o no haya huelga, y el de los dueños de las empresas a ingresar a los locales que son de su propiedad. Eso es lo que ha dispuesto la OIT (la ocupación de los lugares de trabajo no es una extensión del derecho de huelga), y la LUC cumple con lo dispuesto por dicho organismo internacional.
Lo que busca la izquierda es desinformar y mentir, siempre mentir, para recordar a Maquiavelo en aquello de que el fin justifica los medios, Pero olvida que la mentira tiene patas cortas, y también olvida a José Martí cuando afirmó que “ni con la mentira, ni con el alboroto se ayuda verdaderamente a una obra justa”. Y olvidar a Martí, ya es un pecado capital.