sábado 20 de abril, 2024
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“Pepe” Mujica y la muerte de Rodolfo Leoncino

Juan Carlos Ambrosoni
Por

Juan Carlos Ambrosoni

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Por Juan Carlos Ambrosoni
Era un día como hoy pero de 1972 en un Uruguay convulsionado y en permanente estado de alerta interna con medidas prontas de seguridad instauradas. El Movimiento de Liberación Nacional (MLN-T) luego de sus grandes días de robos, asaltos, tomas, asesinatos y otras tremendas acciones delictivas en nuestro país comenzaba a debilitarse hasta caer poco después. Sin embargo, ese 27 de enero de hace medio siglo atrás era asesinado a manos de los Tupamaros en la puerta de su casa y frente a su esposa el oficial Rodolfo Leoncino. ¿Quién era? ¿Cuál era el motivo? ¿Quién lo mató? ¿Quién decidió su ejecución?
Rodolfo Leoncino era un Policía inspector, Jefe de seguridad del penal de Punta Carretas que tuvo la mala suerte de trabajar en dicha cárcel en aquella época. Para esos días el sitio estaba absolutamente tomado por los Tupamaros ya en 1971, aunque antes eran los policías –lógicamente- los dominantes y los que torturaban a los guerrilleros. El fundamento de las represiones radica en que se veían desbordados por el fortalecimiento del movimiento dentro y fuera del reducto. Pero de un momento a otro la situación se dio vuelta totalmente, en palabras extraídas de una de las obras de Leonardo Haberkorn “Sin embargo, el MLN comenzó a ajusticiar a los torturadores como castigo ejemplarizante y el miedo ganó a los policías”.
Los guerrilleros en esta coyuntura que les era favorable comenzaron a sobornar a los oficiales para que hagan la “vista gorda” en lo que eran en aquel momento los preparativos del exitoso y memorable escape del penal el 6 de septiembre de 1971. Es en la previa a este suceso donde emana el porqué de la muerte del susodicho, ya que según dicen algunos de los testigos, este “se pasó de vivo” cuando pidió una coima más alta que se le daba a sus colegas. Sumado a esto, Leoncino habría negado enviar a enfermería a un tupamaro que murió al golpearse la cabeza contra una pileta. Por estas razones, cuenta uno de los célebres tupas, Jorge Zabalza, que él junto a dos compañeros y, nada más y nada menos que, José “Pepe” Mujica, decidieron la ejecución de Rodolfo Leoncino.
Fue así entonces qué la cuadrilla 15 (la más famosa y efectiva de todo el MLN-T) se encargó de efectuar la orden recibida en una jornada al igual que hoy sino de aquel año. A la postre, quien se habría encargado de esto sería el ex ministro Eduardo Bonomi. En tres ocasiones se le preguntó por parte de los jueces sobre este episodio y las tres respuestas fueron iguales “me siento responsable de todos los actos realizados por el MLN”. Nunca lo negó…
Muchos Tupamaros supieron pedir perdón, mostrarse arrepentidos y afirmar que la revolución armada no era ni será el camino para hacerse del poder. Otros tantos siguen fielmente convencidos de esos ideales que solo los han llevado al exilio, a la cárcel o a la muerte. Algunos optan por lavarse las manos.
La figura presidencial tiene un respeto único, su investidura así lo provoca. Es difícil imaginarse a un Luis Alberto Lacalle o a un Julio María Sanguinetti en una de estas aventuras sediciosas. Nadie puede negar que la presencia y contribución de José Mujica en las horas más oscuras de nuestra historia, las que llevaron a la caída de las Instituciones en 1973.