Por el Padre Martín Ponce De León
El relato evangélico hace decir a Jesús: “Traten de entrar por la puerta estrecha…”
Según muchos estudiosos la imagen de “la puerta estrecha” no corresponde a Jesús pero el espíritu del dicho, evidentemente, responde a la esencia de la propuesta de Jesús.
En muchas construcciones existían dos puertas.
Una amplia para que pudiesen entrar los carruajes, los animales o los ejércitos.
Una puerta estrecha para que, únicamente, pudiesen ingresar las personas.
En una comparación actual la puerta amplia respondería a la puerta del garaje y la perta estrecha respondería a la de ingreso a la casa.
Los judíos, en los tiempos de Jesús, en sus construcciones sencillas y rudimentarias, tenían únicamente, como acceso, la puerta amplia puesto que en la primera planta solían guardar los animales que se poseían.
Estos animales, dentro de la casa, no solamente estaban cuidados sino que, también proporcionaban calor a la planta superior donde se encontraba el dormitorio.
Seguir a Jesús es “intentar entrar por la puerta estrecha” y dicha expresión pone de manifiesto algo que resulta muy importante para su propuesta religiosa.
Toda la propuesta de Jesús está centrada en “intentar entrar por la puerta estrecha”.
Si deberíamos traducir dicha expresión deberíamos decir que Jesús dijo: “Traten de ser buenas personas”
Por allí pasa lo esencial de la propuesta religiosa de un Jesús que va a insistir reiteradamente en la necesidad de tener como centro a la persona.
En primer lugar a la persona propia y en segundo lugar a la persona del otro.
La propia persona puesto que siempre debemos cultivarnos para ser mejores personas.
Siempre encontramos en nuestra realidad personal realidades que nos hacen saber podemos ser mejores.
Una buena persona es un alguien que, consciente de su realidad, vive el intento de ser mejor empeñándose en algún proceso que le ayude a crecer.
Una buena persona es un alguien que es consciente de que vive para ser útil a los demás y, por ello, se empeña en mejorar puesto que ello es lo que le permite ser más útil.
Una buena persona es alguien que se acepta en su realidad puesto que así vive la aceptación de los demás.
Jesús no pide cultos ni rituales sino vivencias que demuestren intentamos ser buenas personas. “No quiero holocaustos sino misericordia”
Esto de la puerta estrecha nos debe llevar a una sincera toma de conciencia de nuestra realidad más esencial puesto que nos lleva a preguntarnos en qué hacemos consistir nuestra vivencia cristiana.
Sin lugar a dudas, no nos pone como prioridad, la celebración de cultos o rituales sino que nos propone intentemos ser buenas personas.
Durante mucho tiempo la exigencia que se nos proponía era la de que fuésemos celosos cumplidores de cultos o rituales puesto que muchas veces, en pos de la uniformidad y la obediente conducta, era mucho más sencillo reclamar eso que potenciar la libertad de ser buenas personas.
Hoy en día se insiste en el intento de recuperar al Jesús de los relatos evangélicos y, por ello, es la insistencia en la capacidad de asumir el espíritu de Jesús.
Tal vez sea una afirmación un tanto riesgosa pero, sin duda, hoy es más importante el espíritu de Jesús que es espíritu de la institución.
Sucede que, por conservar y fomentar la uniformidad y la conducta, se insistía mucho más en el espíritu de la institución que en el de Jesús.
No porque se pretendiese ir en contra Jesús sino que se ponía el acento en otras cosas que dejaban un algo de lado lo de Jesús.
La propuesta de la puerta estrecha es una propuesta colmada de libertad puesto que es una opción que se hace intento.
La propuesta de la puerta estrecha es una opción que se hace madurez puesto que implica optar por lo mejor y empeñarnos en lograrlo.
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