miércoles 2 de abril, 2025
  • 8 am

La transformación educativa no va a detenerse

Pablo Mieres
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Pablo Mieres

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Alvaro Lima

Por Pablo Mieres
Hace muchos años que, desde el Partido Independiente, sostenemos que la transformación de la educación es la prioridad número uno de nuestro país. Hemos asistido año tras año, gobierno tras gobierno a más de 15 años de frustración, bloqueo e inercia.
El Frente Amplio gobernó desde 2005 a 2020 y prometió una y otra vez cambios en la educación que incumplió.
En el primer período de gobierno, el Frente Amplio creyó que alcanzaba con aumentar el presupuesto de la enseñanza y poner en la conducción a representantes de los gremios para lograr un cambio que nunca llegó.
Porque el cambio educativo no es sólo cuestión de recursos, sino que hay que tener una propuesta transformadora.
Con la única excepción del Plan Ceibal (muy positivo y constructivo) que tuvo que imponerse por encima de las decisiones de las autoridades educativas, nada ocurrió en la educación durante el primer mandato de Vázquez.
Después vino Mujica y por dos veces se firmaron acuerdos multipartidarios con compromisos de cambio que nunca se cumplieron.
El propio Mujica reconoció que los gremios de la enseñanza se oponen a todo y que por eso no pudo avanzar en la transformación educativa.
El colmo ocurrió en el tercer gobierno del Frente Amplio que comenzó con la promesa de nada menos que “cambiar el ADN de la educación”. Paradójicamente fue el período más inerte de los tres, ni siquiera existió un mínimo intento al respecto.
Mientras tanto, los niños, niñas y jóvenes de nuestro país han transitado por un sistema educativo anacrónico, desigual y expulsivo que deja por el camino a los más débiles.
Las inequidades en los aprendizajes son escandalosas, la tasa de deserción en la Educación Media es de las más altas de América Latina, los contenidos educativos no han tenido vinculación con la evolución de las oportunidades reales de inserción exitosa en el mundo adulto. Por eso desde hace años en el Partido Independiente reivindicamos la centralidad de la reforma educativa. Por eso acompañamos con nuestro aporte este proceso de transformación en curso.
Transformación curricular para ajustar los aprendizajes al mundo de hoy, fortalecimiento de los centros educativos para poner en el centro al estudiante y acompañarlo en su proceso de aprendizaje, modernización de la formación docente para que los que enseñan tengan cada vez más instrumentos y recursos metodológicos para trasmitir a sus estudiantes.
Por supuesto que todo proceso de transformación debe tener sus ajustes y revisiones; pero lo que es irrenunciable es el impulso y la decisión de cambio de nuestra educación.
Como era de esperar, la resistencia al cambio, movida por concepciones ideológicas arcaicas e intereses corporativos inconfesables, tal como ocurrió siempre ante cualquier impulso de cambio, ha vuelto a expresarse en movilizaciones y ocupaciones de centros educativos, reclamando un supuesto diálogo que lo único que busca es volver a bloquear, como siempre, cualquier iniciativa de cambio.
Pero esta vez hay una diferencia.
Sepan los que están impulsando estas medidas de freno que este gobierno no va a retroceder ante ningún intento de bloqueo. Por más insultos, agravios y ataques que se realicen.
Este gobierno sabe que la transformación educativa es un compromiso con los niños, niñas y jóvenes de nuestro país, particularmente con los más vulnerables y débiles. Es una obligación moral de primer orden avanzar en la transformación educativa para asegurar un futuro mejor a nuestra gente y para impulsar la integración con justicia social.
Pero, además, es parte del compromiso programático asumido con la ciudadanía durante la campaña electoral de 2019. Entre tantas cosas, la gente votó un programa de cambio educativo y debemos cumplir con nuestra palabra.
En este sentido, el Partido Independiente estará en primera fila en la defensa de un proceso de transformación que, como todo proceso, será perfectible, pero es irrenunciable.
Esta vez no habrá éxito en el intento conservador de bloquear los cambios. Y durante este período quedarán sentadas las bases de un proceso transformador que deberá continuarse con convicción y energía en el próximo período de gobierno.