viernes 26 de abril, 2024
  • 8 am

La columna infiltrada:¿LA POLÍTICA DE ANTES ERA MEJOR?

En 1942, apenas electo el presidente Juan José de Amézaga, el herrerismo se lanzó a una durísima campaña contra lo que suponía eran actos de corrupción del gobierno colorado. Esta campaña fue denominada “de las implicancias” porque entendía que existían actos de determinados gobernantes que los involucraban en el abuso de funciones como tales, procurando favorecer sus intereses personales. Los acusados fueron varios ministros, el contador general de la Nación, el hijo del presidente, su yerno, el presidente de UTE, un director del Banco de la República y otras personalidades. Aunque las denuncias no fueron debidamente probadas, y la comisión investigadora que presidió el nacionalista Salvador Ferrer Serra estableció “que no surge de ningún acto de gobierno que haya importado ejercicio ilícito de la administración pública”, siete ministros se vieron obligados a renunciar.
(Tropezones y porrazos del periodista César Di Candia)
SE NEGABAN
A ENTERRAR A
LOS MUERTOS
Importante figura del Partido Nacional, el maestro Daniel Fernández Crespo fue electo cinco veces diputado, una senador y finalmente, cuando ya había creado su propio grupo denominado Movimiento Popular Nacionalista, miembro en minoría de Consejo de Gobierno de 1954y, en el período siguiente, Presidente del Concejo Departamental de Montevideo (En esos años había que estar atentos con la ortografía, porque el Consejo, si era Nacional se escribía con “S” y si era Departamental con “C”). Pese a todos esos logros políticos, su máximo cargo montevideano fue, para su esposa Josefina Grela, una experiencia horrible y lo expresó públicamente:
“Los comunistas de ADEOMS le hicieron la vida, no lo podían ver. (…) La política populista de Fernández Crespo no les convenía. Él impulsaba reformas sociales y les sacaba las banderas. En la huelga que le había hecho ADEOMS, lo habían amenazado de muerte varias veces y yo estaba aterrorizada. (…) Fue una huelga horrible. Se habían negado hasta enterrar a los muertos. Agarraban a las mujeres que querían trabajar y las desvestían en la calle.” (Búsqueda, 22 de diciembre de 1988)
MINISTERIO QUE QUEMABA
La inestabilidad del gobierno de Juan María Bordaberry, en su período estrictamente legal, lo demuestra la siguiente comprobación: en once meses y medio, tuvo cinco ministro de Defensa Nacional: Enrique Magnani, Augusto Legnani, Armando Malet, Antonio Francese y Alejandro Rovira. Además de estas designaciones, hubo un sexto ministro de Defensa propuesto por el presidente Bordaberry, el brigadier Danilo Sena, que no fue aceptado por la cúpula militar, la que impuso a Magnani. Esto prueba que apenas asumió el nuevo mandatario, los militares empezaron a ejercer su poder. En el mismo lapso, se sucedieron tres comandantes en jefe del Ejército: Florencio Gravina, César Martínez y Hugo Chiappe Pose.
(Del libro Tropezones y porrazos de César Di Candia)
FIN DE LA
COMPAÑÍA SALTEÑA
Luego de la catástrofe del América, la Nueva Compañía Salteña de Navegación a Vapor vivió una época de gran prosperidad. En 1878 el directorio estaba presidido por Prudencio Quiroga, persona sumamente activa e inteligente, respetado comerciante salteño y padre del escritor Horacio Quiroga, cuyos emprendimientos se veían coronados por el éxito.
… Al morir Prudencio Quiroga, la Compañía entró en una etapa de divergencias entre los integrantes del directorio. Con gran habilidad, Saturnino Ribes supo sacar provecho de la confusa situación. En 1879 adquirió la totalidad de las acciones de la empresa, liquidó inmediatamente sus actividades e impulsó, ya sin competencia, sus Mensajerías Fluviales a Vapor.