Paso a paso
Por Dr. César Suárez
Cada paso que cualquiera da, es una distancia recorrida que de no haberlo dado se habría perdido la oportunidad de avanzar, siempre hay que valorar que poco es más que nada y la suma de pequeños logros, evaluados en el transcurrir del tiempo dan una suma que se hace gigante, sobre todo con la regularidad y la constancia y sobre todo cuando hay una determinada aspiración acompañada de un plan, de un proyecto, que sólo se logra cuando se tiene claro lo que se quiere y no se renuncia al objetivo.
La semana pasada yo relataba que hace poco más de cuarenta años, estando yo en Barcelona en la casa quien hasta ese momento era de un desconocido para mí y que después me enteré que era un connotado dirigente de Barcelona Fútbol Club Barcelona.
Tal como ya lo relaté, yo había viajado a Europa poco después de recibido a un congreso y esta persona y familia nos alojó en su casa por una semana debido a una gestión realizada por unos amigos de un amigo.
Era gente muy amable y generosa con un muy buen nivel económico, el jefe de familia estaba muy interesado en saber acerca de Uruguay.
La primera pregunta que me hizo fue acerca de qué porcentaje de uruguayos eran propietario de la vivienda que habitaban, y yo que conocía el dato le contesté, en el entorno de 50%, inmediatamente me respondió, eso no puede ser, pero yo insistí con la respuesta y entonces que me dijo, pero Uruguay es un país de ricos porque en Europa los propietarios de la vivienda que habitan no sobrepasan el 20%, es muy difícil para una familia lograr disponer de una casa, la mayoría de la gente no le queda otra alternativa que alquilar.
Yo le decía que por el contrario de lo que él pensaba, alquilar consumía un alto porcentaje de salario y por lo tanto la gente siempre peleaba por disponer de su casa propia.
A esta altura, el señor, entendía cada vez menos ¿cómo es eso, no le da para alquilar, pero si para tener una casa propia?
Era difícil de explicar, pero lo que el señor no entendía era la filosofía de los uruguayos en cuanto a la prioridad de disponer de una vivienda propia, que habitualmente no gastábamos en ninguna cosa que no fuera para lograr tener un lugar seguro para vivir, primero comprando con esfuerzo un terrenito en cuotas, después hacer una estructura mínima para irse a vivir y ya no pagar más alquiler y seguir paso a paso hasta ir adecuando la vivienda, mientras los europeos priorizaban tener un vehículo y las vacaciones y la vivienda propia no era una prioridad.
Obviamente que yo sabía bien que la situación económica de Uruguay por aquellos años, en plena dictadura, no era para nada, resplandeciente, por el contrario, lo que no sabía mi anfitrión que resultaba difícil sostener las necesidades de una familia.
Volvamos al principio, cuando se tiene un objetivo muy preciado, cuando se tiene un plan, dando pequeños pasos se llega lejos y así de un modo u otro y en parte con sus propias manos, muchos van llegando a su soñada casa propia, muchas de ella muy humildes pero que terminan por cobijar a la familia.
En el Uruguay de hoy, 54.7% de los uruguayos viven en casa propia, muchos, aun pagando una cuota.
Cuando uno sabe para dónde va, dando pequeños pasos cada día, se suele llegar muy lejos.
Tampoco hay que olvidar que doscientos mil uruguayos viven en asentamientos irregulares y en condiciones deplorables que conforman el 6% de nuestra población, una vergüenza que nos debiera doler a todos.